Por Marta Martín
Tres geografías distintas, un mismo enemigo: la hegemonía imperial que amenaza la paz mundial.
Venezuela bajo cerco: la guerra híbrida del imperio
En los últimos meses, la escalada de provocaciones contra la República Bolivariana de Venezuela ha vuelto a intensificarse. A la guerra económica y financiera se suma el despliegue militar norteamericano en el Caribe, las operaciones encubiertas de la CIA y una ofensiva mediática que busca legitimar la desestabilización interna.
Las campañas que presentan a supuestos “líderes democráticos” como mártires de la libertad son solo una cortina de humo: el objetivo real es quebrar la resistencia del pueblo venezolano, someter su soberanía y reabrir las puertas al saqueo de sus recursos naturales.
Pero, pese al cerco, Venezuela resiste. Lo hace con dignidad, apelando al derecho internacional y a la solidaridad internacionalista. Su defensa no es solo la de un gobierno legítimo, sino la de un pueblo que se niega a volver al tutelaje colonial y que simboliza la lucha de toda América Latina por su independencia y autodeterminación.
De Gaza a La Habana: los pueblos que no se rinden
El genocidio contra el pueblo palestino continúa con total impunidad. La destrucción sistemática de Gaza, el asesinato de civiles y la ocupación de territorios son actos que violan el derecho internacional más elemental. Sin embargo, las potencias occidentales siguen otorgando cobertura diplomática, financiera y militar a un régimen que encarna la lógica del apartheid.
La lucha palestina no es solo por su territorio: es una lucha universal contra el colonialismo, la ocupación y la supremacía militar como forma de dominación.
Al otro lado del mundo, Cuba mantiene su ejemplo de firmeza revolucionaria. El bloqueo económico, recrudecido por las medidas de Trump y mantenido por sus sucesores, intenta asfixiar un modelo basado en la soberanía, la salud, la educación y la solidaridad. Pero, lejos de rendirse, el pueblo cubano continúa resistiendo y cooperando con los pueblos del mundo, demostrando que otro camino es posible.
Bandung, Caracas, Gaza, La Habana: la brújula de la dignidad
Desde Bandung en 1955 hasta Tianjin en 2025, los pueblos del Sur Global han mantenido viva la llama de la soberanía y la paz. Los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica no son una reliquia diplomática, sino la brújula moral de quienes resisten el dominio imperial y luchan por un mundo más justo.
Frente al belicismo imperial y al bloqueo económico, los pueblos del Sur Global levantan una alternativa basada en soberanía, cooperación y justicia social
Venezuela, Palestina y Cuba encarnan esa lucha. En ellas se concentran los desafíos y las esperanzas de una humanidad que busca liberarse del chantaje, del bloqueo y de la guerra. Sus resistencias, unidas, revelan que la historia no pertenece a los imperios, sino a los pueblos que no se rinden.
La Red en Defensa de la Humanidad: una trinchera de solidaridad activa
En ese espíritu de unidad se inscribe la Red en Defensa de la Humanidad (REDH), cuyo capítulo cubano ha desempeñado un papel esencial en la articulación de voces del Sur que denuncian la agresión imperialista y reivindican la paz como derecho de los pueblos.
Desde La Habana, intelectuales, artistas y militantes de todo el mundo han hecho de la REDH un espacio de pensamiento y acción antiimperialista, donde se entrelazan las causas de Palestina, Venezuela, Cuba y todos los pueblos sometidos al castigo de las sanciones, los bloqueos y la guerra mediática.
La REDH actúa como conciencia colectiva del internacionalismo contemporáneo, recordando que la batalla por la verdad, la cultura y la soberanía es inseparable de la batalla por la paz. Su voz resuena como eco de Bandung y de los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica: una paz con justicia, con igualdad y con dignidad para todos los pueblos.
Los pueblos harán la historia
El imperialismo intenta imponer un mundo de guerras, sanciones y mentiras. Pero los pueblos, desde Gaza hasta Caracas y desde La Habana hasta el Sahel, levantan otra bandera: la de la coexistencia pacífica, el respeto mutuo y la dignidad.
Hoy, más que nunca, se hace realidad el viejo lema internacionalista: “Cuando un pueblo lucha, todos los pueblos avanzan.”
La historia se escribe desde el Sur, con el puño de la solidaridad y la palabra de la paz.
Un mundo en guerra o un mundo en cooperación: los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica como alternativa
La escalada de guerras, sanciones y bloqueos revela la profunda crisis del orden internacional hegemonizado por Occidente. El lenguaje bélico se ha normalizado, el multilateralismo se erosiona y el derecho internacional se subordina al interés de las potencias. En este contexto, recuperar los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica formulados en 1954 —respeto a la soberanía, no agresión, no injerencia, igualdad y beneficio mutuo, y coexistencia pacífica— se convierte en una necesidad política urgente.
Setenta años después, estos principios recobran plena actualidad como marco ético y político del nuevo orden multipolar que el Sur Global está construyendo. Su espíritu está vivo en las propuestas de Gobernanza Global y Seguridad Global impulsadas por China, que plantean una arquitectura internacional basada en el respeto, el desarrollo compartido y la solución pacífica de los conflictos.
En oposición al hegemonismo y la imposición de sanciones unilaterales, esta visión promueve el multilateralismo inclusivo y la cooperación solidaria entre los pueblos. Frente al discurso de la “seguridad nacional” que justifica invasiones, propone una seguridad común: nadie puede estar a salvo mientras otros pueblos son sometidos.