Estos hallazgos forman parte de la segunda edición del informe Panorama de la Violencia Letal y Sexual contra Niños y Adolescentes en Brasil, publicado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Foro Brasileño de Seguridad Pública (FBSP).
En 2021, se registraron 4.803 muertes violentas intencionales de niños y adolescentes; en 2022, 5.354; y en 2023, 4.944.
Ana Carolina Fonseca, responsable de Protección contra la Violencia de Unicef, expresó: “Es un escenario alarmante. Es realmente inaceptable que perdamos 15.000 vidas de niños y adolescentes en solo tres años.”
El informe abarca datos sobre homicidio doloso (con intención de matar), feminicidio, latrocinio (robo seguido de muerte), lesiones corporales seguidas de muerte, y muertes resultantes de la intervención policial, ya sea que el agente estuviera de servicio o no. También se incluye información sobre violencia sexual.
Para los investigadores, este conjunto de datos proporciona una visión más completa para abordar la violencia letal en el contexto de la seguridad pública. El FBSP es una organización no gubernamental que agrupa a profesionales
Color de la piel
Al igual que otros tipos de violencia que afectan a la población brasileña en general, la violencia letal contra niños y adolescentes afecta desproporcionadamente a la población negra, compuesta por individuos negros y mulatos.
En los últimos tres años, el 91,6% de las muertes violentas entre niños y adolescentes involucraron a personas de 15 a 19 años; de estos, el 82,9% eran negros o mulatos, y el 90% eran hombres.
El informe revela que la tasa de muertes violentas por cada 100.000 negros menores de 19 años es de 18,2, mientras que entre los blancos es de 4,1. Esto indica que el riesgo de que un adolescente negro sea asesinado en Brasil es 4,4 veces mayor que el de un adolescente blanco.
Ana Carolina Fonseca atribuye estas disparidades al racismo. «El desafío crucial es confrontar el racismo, que también se manifiesta en las acciones de las fuerzas policiales y en la forma en que se estructuran los servicios para abordar estas muertes, tanto en términos de prevención como de inversión en investigación,» señala.
«Estamos hablando de una población que no recibe la misma protección que los blancos. Existe una percepción de que estas vidas tienen menos valor,» critica Fonseca.
Violencia policial
Durante los tres años cubiertos por el informe, la proporción de muertes de jóvenes causadas por la intervención policial ha aumentado. Las intervenciones policiales representaron el 14% de los casos en 2021, aumentando al 17,1% en 2022 y al 18,6% en 2023, lo que equivale a casi una de cada cinco muertes violentas.
Mientras que la tasa de letalidad por intervención policial entre mayores de 19 años es de 2,8 muertes por cada 100.000 habitantes, en el grupo de 15 a 19 años la tasa es de 6 muertes por cada 100.000 habitantes, más del doble (113,9%) de la observada entre los adultos.
“Desafortunadamente, las vidas de los jóvenes negros siguen siendo el blanco de la acción policial”, lamenta Ana Carolina Fonseca.
Para los investigadores, una política eficaz de reducción de homicidios centrada en niños y adolescentes debe considerar, en varios estados, el “control del uso de la fuerza por parte de la policía”, según el informe.
“Debemos analizar Brasil, entendiendo las diferencias y enfocándonos en las áreas donde el uso de la fuerza se está llevando a cabo de manera desproporcionadamente letal, en comparación con el resto del país”, sugiere Ana Carolina.