La invitación, enviada en agosto por Volodímir Zelenski, recibió pocas confirmaciones de presencia, informaron los medios. Agregaron que el motivo es el bajo número de participaciones.
En la cumbre organizada por Suiza en junio para abordar el tema, sin la presencia de Rusia, participaron 11 de las 33 naciones de la región. Y la mayoría no envió jefes de Estado, incluido Brasil.
Al mismo tiempo, los Gobiernos brasileño y chino están organizando una reunión paralela a la asamblea de la ONU para dar a conocer una propuesta conjunta para la paz en Ucrania. Zelenski rechazó la iniciativa chino-brasileña y la calificó de «destructiva».
El plan fue firmado en mayo por Celso Amorim, asesor en asuntos internacionales del presidente Luiz Inacio Lula da Silva, y el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, en Pekín.
La falta de apoyo a Kiev por parte de los países de América Latina y el Caribe es solo la punta del iceberg, subrayaron los analistas entrevistados por Sputnik.
Para Isabela Gama, especialista en seguridad, teoría de las relaciones internacionales y los BRICS de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, el conflicto en sí ya se ha vaciado en gran medida, con menos relevancia en la escena internacional y cobertura mediática en últimas semanas.
En sus palabras, Ucrania ha ido perdiendo apoyo de varios lados, pero especialmente del sur global, que ha evitado mostrar su soporte desde el inicio de las hostilidades.
Aunque el Gobierno de Lula intenta parecer neutral en relación con el conflicto ucraniano, las críticas del presidente se dirigen cada vez más a Kiev.
La analista destacó que la creciente pérdida de apoyo tiene que ver con el hecho de que Zelenski se está comportando como un adolescente mimado que »a cualquier precio, a costa de su propia población, está tratando de involucrarse en una guerra que, o no tenga fin, o que dañe a la población civil».
El especialista en política exterior rusa y Fuerzas Armadas rusas, Getúlio Alves de Almeida Neto, destacó que los acontecimientos recientes indican que los países de América Latina y del sur global tienen poco que ganar adoptando una posición de apoyo irrestricto a cualquiera de las partes involucradas en el conflicto.
María Eduarda Carvalho de Araujo, miembro del Centro de Investigación para Rusia, Eurasia y el Espacio Postsoviético, sostuvo también que los países latinoamericanos han optado por la diplomacia y la neutralidad en relación con el conflicto. También citó la complejidad de estas influencias en términos económicos y políticos.
«La consecuencia de esto es que la mayoría de las naciones del sur global evitan comprometerse abiertamente a alinearse con un lado», indicó. Sin embargo, subrayó, el sur global -que abarca a América Latina, Asia y África- ha visto a Rusia como un actor más comprometido políticamente, «reconociendo la importancia económica de estas regiones».
«Rusia ha destacado el papel de los BRICS y la necesidad de profundizar las relaciones con el sur global, tanto en el contexto de los BRICS como en otros foros multilaterales, como el G20. Esfuerzos que no son nuevos, pero que están ganando mayor atención. China, a su vez, ejerce una fuerte influencia comercial, siendo el principal socio de varios países del sur global», añadió Carvalho de Araujo.
Agregó que diferentes ideales han pesado mucho en el sur global en comparación con las narrativas occidentales, no solo de Rusia y China, sino también de otras naciones.
La opinión de Almeida Neto es similar. En sus palabras, el actual escenario internacional está marcado por la influencia de varios polos, lo que hace mucho más complejo el cálculo de los actores estatales en la toma de decisiones y les da mayor margen de maniobra, que ya no dependen exclusivamente de los países del llamado Occidente.
Por otra parte, destacó, el escenario se vuelve propicio para la creación de nuevos mecanismos de concertación internacional destinados a problemas contemporáneos que ya no pueden ser gestionados eficazmente por los viejos acuerdos.
En su opinión, la implicación de los países BRICS, con el papel activo de Brasilia y Pekín en la redacción de la propuesta de paz conjunta, indica un impulso al multilateralismo y la defensa de que los países no se aíslen en grupos económicos o políticos.
«Esto es evidente en la preparación de la propuesta de paz conjunta para Ucrania elaborada por Brasil y China, lo que sugiere que los países no occidentales pueden preferir soluciones diplomáticas y pacíficas, fuera del ámbito de la OTAN, que es esencialmente una alianza militar», subrayó. Añadió que este esfuerzo está alineado con «los objetivos más amplios de los BRICS de promover un orden mundial multipolar, lo que probablemente tendrá repercusiones en las discusiones durante la Asamblea General de la ONU».