Cualquier diálogo sobre la estabilidad estratégica y temas relacionados con lo que se esperaría después de 2026, cuando venza el tratado de armas nucleares START, cualquier razonamiento, incluso abstracto, sobre este asunto será posible solo después de que veamos un cambio real en la política estadounidense, cuando los estadounidenses empiecen a desistir de su obsesión antirrusa de la que está impregnada toda su política exterior», informó Riabkov en una comparecencia ante la prensa.
El tratado START III de armas nucleares es actualmente el único acuerdo de control de armamento que vincula a Rusia y Estados Unidos, después de que Washington rompiera el 2 de agosto de 2019 el Tratado INF de misiles de medio y corto alcance.
El pacto nuclear, que expira en febrero de 2026, limita los arsenales de las dos potencias a un máximo de 700 misiles desplegados, 1.550 ojivas nucleares y 800 vectores, desplegados y en reserva.
Al referirse a las recientes declaraciones del presidente estadounidense, Joe Biden, de que su Gobierno estaba dispuesto a mantener negociaciones sobre las armas nucleares sin condiciones, Riabkov calificó esas afirmaciones de un intento de «engañar» a la comunidad mundial.
El viceministro de Exteriores ruso enfatizó que lanzar consignas como lo hace la Casa Blanca no es más que un show.
Moscú puso pausa en febrero de 2023 a su participación en el tratado START III para evaluar las armas nucleares de los aliados de Estados Unidos en la OTAN con este tipo de armamento, como Francia y el Reino Unido, que están fuera de todo escrutinio.
Francia y el Reino Unido tendrían juntos más de 500 ojivas nucleares, según estimaciones del Instituto Internacional de Estudios para la Paz (SIPRI). La Casa Blanca también tiene diseminadas sus armas nucleares en los territorios de varios países europeos, en concreto en Alemania, Bélgica, Países Bajos, Italia y otros, según revelaron varios medios.