jueves 26 de diciembre de 2024
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«El pato cojo», activo en el genocidio palestino y la guerra de Ucrania

Mundo Obrero Noviembre 29, 2024, Madrid (Mundo Obrero): El presidente Joe Biden, apurando sus últimos días de mandato, quiere pasar a la historia como aquél que hizo posible que se cometiera un genocidio planificado contra el pueblo palestino, enviando armas y munición al gobierno criminal de Netanyahu para utilizarlas en el intento de exterminar al pueblo palestino.
La buena noticia, la orden de arresto dictada por el Tribunal Penal Internacional contra Netanyahu y su ministro de defensa Yoav Gallant, por crímenes de guerra cometidos en Gaza.1 A pesar de la estrepitosa derrota del partido demócrata, «el pato cojo», denominación que se utiliza para caracterizar en EE. UU. a los presidentes salientes, autorizó el 19 de noviembre, a 70 días del fin de su mandato, el uso de misiles de largo alcance estadounidenses para ser utilizados por Ucrania contra territorio ruso. En esa fecha, 6 misiles de largo alcance ATACAMS, de fabricación estadounidense, fueron utilizados para atacar una instalación militar rusa en la ciudad de Karáchev, región de Briansk situada a 380 km de Moscú. Además, EE. UU. enviará a Ucrania minas antipersonas, prohibidas por el Tratado de Ottawa. Con esas decisiones, se precipita una escalada militar de consecuencias impredecibles. Según fuentes de The Times, no desmentidas por la administración británica, un día después Ucrania utilizaba misiles británicos de largo alcance Storm Shadow, contra objetivos en la región rusa de Kursk para sostener la incursión ucraniana sobre la región rusa ocupada desde el 6 de agosto. La estrategia estadounidense, secundada o no desmentida por sus aliados occidentales de la OTAN, es precipitar una escalada militar ante las más que evidencias que Ucrania no está en condiciones de ganar la guerra. Y la Federación Rusa, ante el uso de misiles de largo alcance de fabricación estadounidense y británica contra su territorio, respondió en dos direcciones: En primer lugar, el mismo día del ataque a Karáchev, el presidente Putin firmaba un decreto reformando la doctrina rusa de disuasión nuclear, estableciendo que la agresión de cualquier Estado contra la Federación de Rusia por parte de Estados que no disponga de armas nucleares, con la participación o el apoyo de un Estado con armas nucleares, será considerada un ataque conjunto. Es decir, Rusia considera a partir de ahora que los ataques contra su territorio son ataques conjuntos de EE. UU. y Ucrania. En segundo lugar, lanzar su misil de alcance medio «Oreshnik», desde Astracán (a mil kilómetros de distancia del objetivo), un misil hipersónico, sobre la empresa ucraniana aeroespacial PA Pivdenmash (anteriormente Yuzhmash) en la ciudad de Dnipró, la cuarta más poblada de Ucrania, a 391 km. al sureste de Kiev. Este lanzamiento fue reconocido por el propio presidente Putin, advirtiendo a los países occidentales que apoyan a Ucrania que ese misil no puede ser interceptado: “Actualmente no hay manera de contrarrestar esta arma. Los misiles atacan sus objetivos a una velocidad de 10 match esos son 2,5 o 3 km por segundo”. Pero la advertencia más grave con relación al posible uso del misil «Oreshnik», fue contra los países occidentales que arman al ejército ucraniano: “Tenemos el derecho a usar nuestras armas contra las instalaciones militares de los países que permitan que sus armas sean usadas contra nuestras instalaciones.” «El pato cojo» ha intentado provocar una escalada militar en la guerra de Ucrania al considerar que, a pocos días de la toma de posesión de Trump, toda la inversión millonaria estadounidense en armamento, financiación, material y personal no ha servido para que Ucrania recupere su territorio perdido. Se calcula que, desde el comienzo de la guerra, Estados Unidos ha proporcionado más de 80.000 millones de euros en esas ayudas. Llegados a este punto y antes que esa escalada militar derive en un conflicto generalizado, iniciativas para la paz como la impulsada por Brasil y China en mayo, y reiterada en septiembre de este año en el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas4, deberían abrirse paso para evitar la extensión de la guerra. Desgraciadamente, las instituciones de la Unión Europea no están ni se las espera en esa solución de paz.
Identificador Sitio web Ecos del Sur
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