«Lo que nos ha deslumbrado de forma total y definitiva es el heroísmo del pueblo cubano, luchador descomunal, que, como hemos dicho, merece un monumento y nunca será suficiente», afirmó el mandatario en la Asamblea Nacional del Poder Popular.
«En el intercambio vivo y directo con el pueblo, confirmamos todos los días la importancia de argumentar, controlar, estimular, impulsar soluciones, sistematizar y socializar nuevas experiencias de trabajo y resultados, para que se conviertan en referentes», apuntó.
Durante su intervención se refirió además a las acciones que ha realizado el Gobierno para estimular la producción de alimentos, reducir el déficit fiscal, avanzar en la estabilización macroeconómica, establecer relaciones adecuadas entre el sector estatal y no estatal y buscar soluciones efectivas mediante la ciencia y la innovación.
Sobre el plan de la economía aprobado en esta sesión del Parlamento consideró que es realista, “pero tiene muchas reservas que lograremos aprovecharlas en la medida que gestionemos proyectos, programas y acciones que pueden provocar impactos para ayudar a marcar un inicio de superación y salida a la actual crisis”.
Recalcó que el crecimiento económico propuesto en el plan 2025 tiene que impactar en la disminución de las desigualdades, apoyando la ejecución con calidad de los programas sociales y favoreciendo el desarrollo.
Por otro lado, reiteró que Cuba está dispuesta a dialogar y desarrollar relaciones de respeto e igualdad con Estados Unidos, pero no permitirá ningún intento de injerencia en sus asuntos internos y apuntó que esta posición es conocida y “no debe sorprender a nadie”.
“Seguiremos abiertos a relacionarnos con el pueblo de los Estados Unidos, (…) tratando de esquivar las duras prohibiciones que el gobierno de ese país impone a su propio pueblo en función de impedir su natural vínculo con un vecino digno y amistoso en el absurdo intento por evitar que conozca a la verdadera Cuba”, subrayó.
Díaz-Canel señaló que a pesar de los citados esfuerzos de la nación norteña por aislar a la isla, esta fue admitida como miembro asociado del Brics, “novedosa instancia de concertación y cooperación que reúne un significativo potencial económico, productivo, tecnológico, poblacional, territorial y de gran riqueza natural”, añadió.
Recordó que la nación caribeña también participó en las celebraciones que tuvieron lugar en Moscú con motivo del 79 aniversario de la derrota del fascismo en Europa, “contienda en la que tuvo un papel determinante el pueblo ruso, con cuyo gobierno hemos seguido estrechando las relaciones bilaterales”, afirmó.
Sobre los nexos internacionales del país antillano en 2024, amplió que la mayor de las Antillas recibió apoyo y profundizó las fraternas relaciones con China, Vietnam y Laos, definió las potencialidades para incrementar la relación económico-comercial con la Unión Euroasiática y logró avances importantes en los vínculos con los países del Consejo de Cooperación del Golfo.
Destacó el rechazo casi unánime de la comunidad internacional al bloqueo económico impuesto por Estados Unidos que se evidenció en la Asamblea General de las Naciones Unidas, escenario en que también se hizo evidente el reclamo de numerosos gobiernos a favor de sacar a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo.
En nuestra América, agregó, “seguimos apostando por la indispensable integración y comprometidos en primer lugar con la Alianza Bolivariana ALBA-TCP, (…) fortaleciendo aún más las históricas relaciones de amistad, solidaridad y cooperación que nos unen a la lucha común contra la agresión del imperio”.
El dignatario manifestó su apoyo a Nicaragua y a las actividades de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, cuyos miembros suscribieron en La Habana la declaración de la región como zona de paz.
La política exterior cubana, subrayó, sigue descansando en posiciones de principios, en la lucha antiimperialista, la defensa de la paz, la promoción de la solidaridad y el internacionalismo, la búsqueda de relaciones de amistad y cooperación con todos los países.
“En el marco de las duras condiciones que ha enfrentado el país este año, podemos decir que hemos recibido una amplia y profunda solidaridad internacional que agradecemos, procedente de muchas naciones, tanto de parte del gobierno como de organizaciones y personas individualmente, así como de organismos internacionales”, acotó.
Más tarde, en una marcha de miles de habaneros frente a la embajada estadounidense en La Habana, el jefe de Estado reclamó respeto al derecho de la isla de construir en paz su futuro, repudió el bloqueo de Estados Unidos y exigió la retirada de su país del listado del Departamento de Estado de países que supuestamente patrocinan el terrorismo.
Denunció que la actual administración estadounidense, a 30 días de concluir su mandato, no revirtió la política de su antecesor, Donald Trump (2017-2021), quien asumirá nuevamente la presidencia el próximo mes.
Con la aplicación de las 243 medidas adicionales y el mantenimiento de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, Biden cumplió disciplinada y cruelmente con la política que Trump aprobó durante su mandato, apuntó.
Resaltó que señalar a Cuba como estado que supuestamente patrocina el terrorismo es cuanto menos falso e inmoral, venga de donde venga la acusación, pero lo es doblemente cuando esta proviene de territorio estadounidense. Desde allí –denunció- se entrenan ahora mismo grupos paramilitares que organizan, promueven y financian acciones terroristas contra estructuras sociales y económicas en Cuba.
La permanencia de Cuba en esa lista y el arreciamiento de la política de bloqueo son acciones desplegadas contra el pueblo cubano y deben cesar ya, señaló.
Díaz-Canel afirmó que la marcha no es contra pueblo estadounidense, contra quien Cuba no profesa el más mínimo sentimiento de odio o animadversión, sino contra el empeño del Gobierno de esa potencia de arrebatar a la isla su soberanía, independencia y su socialismo, frente a lo cual –dijo- siempre encontrará rebeldía e intransigencia.
Asimismo, recordó que su país ha extendido la mano a todos los gobiernos de Estados Unidos desde el triunfo de la Revolución hasta hoy, siempre en función de una relación seria, respetuosa y en igualdad de condiciones.