Willy Meyer
A lo largo de los últimos años, la OTAN ha implementado medidas cada vez más agresivas en el flanco oriental, lo que ha convertido a la región en un polvorín. La creación de una presencia militar permanente en lugares como los países bálticos y Polonia, así como el incremento de los ejercicios militares, ha ido llevando a la región a una militarización que recuerda a las tensiones de la Guerra Fría. No solo se trata de proteger a los miembros de la alianza, sino de posicionarse estratégicamente cerca de las fronteras de Rusia, lo que, evidentemente, no pasa desapercibido para la administración rusa.
La postura de la OTAN, al calificar la incursión de drones rusos como una «provocación imprudente», refleja una visión maniquea del conflicto, donde Rusia es vista como el agresor y Occidente como el único defensor de la paz. No se puede ignorar el hecho de que la expansión de la OTAN hacia el este ha sido vista por Rusia como una amenaza existencial. A pesar de las protestas de Moscú, la OTAN ha seguido avanzando hacia el este desde el fin de la Guerra Fría, rompiendo repetidamente las promesas hechas a la antigua Unión Soviética. Al adoptar una postura belicista, la OTAN está claramente exacerbando las tensiones y corre el riesgo de empujar a Rusia a una confrontación abierta.
El hecho de que la OTAN haya implementado la operación «Centinela Oriental» inmediatamente después de un incidente que, aunque grave, no parece haber causado bajas humanas o daños significativos, pone de manifiesto una tendencia peligrosa: la alianza tiene una propensión a responder con fuerza militar ante cada paso de Rusia, sin intentar agotar primero las opciones diplomáticas. Este tipo de acciones solo contribuye a aumentar la desconfianza y el miedo, lo que puede convertir lo que podría haber sido una pequeña provocación en un conflicto de mayor escala.
Llama la atención la rápida respuesta de la OTAN ante un incidente menor como el referido al incidente de los drones rusos sobre territorio polaco y el silencio cómplice ante el genocidio perpetrado por Netanyahu contra el pueblo palestino.
Este despliegue militar redunda en la justificación del rearme de la UE, en impedir la construcción de una seguridad común europea y en recuperar el dialogo este-oeste como fórmula diplomática para superar desavenencias.
Participación de España sin debatirlo
Resulta significativo la participación de España en esa operación militar en misiones de vigilancia aérea sin que tal despliegue haya sido objeto de debate en las Cortes Generales tal y como establece la ley de la Defensa Nacional artículo 4.2. La democratización de las políticas de defensa es un requisito indispensable para transitar del actual sistema de seguridad militarizado hacia un sistema de seguridad colectiva, humano y desmilitarizado. Hasta entonces, la OTAN sigue siendo un obstáculo para la paz y un catalizador de tensiones.
El día 21 de septiembre, declarado por las Naciones Unidas día internacional de la paz, el Foro Internacional de la Paz ha llamado a la movilización para mostrar “nuestra repulsa a las guerras, a la carrera de armamentos, al arsenal de armas de destrucciones masivas, al aumento exponencial del gasto en armamento y nuestra defensa de un futuro de paz y progreso para la humanidad». Ese es el único camino, el camino de la paz.