domingo 7 de diciembre de 2025
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«Cartel de los Soles»: La guerra imperialista contra Venezuela es contra Nuestra América

Madrid (Mundo Obrero): El denominado «Cartel de los Soles» no es más que una construcción mediática diseñada para ocultar la verdadera razón del asedio imperialista a Venezuela: su soberanía sobre el petróleo y su resistencia al dominio yanqui.

Por Marta Martín

Fernando Casado, en su obra El mito del Cartel de los Soles, desmonta esta narrativa, señalando que las acusaciones carecen de pruebas concretas y son parte de una campaña de desinformación impulsada por los servicios de inteligencia de EE.UU.

El investigador destaca que, a pesar de las numerosas denuncias, no se han presentado evidencias verificables que vinculen a altos funcionarios venezolanos con actividades de narcotráfico. Además, señala que estas acusaciones suelen coincidir con momentos políticos clave, lo que sugiere una estrategia deliberada para desestabilizar al gobierno bolivariano y, por extensión, debilitar el eje de resistencia que conforman Venezuela y Cuba.

El informe de la ONU desmiente las mentiras imperiales

El Informe Mundial sobre Drogas 2025 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) constituye un golpe demoledor a la narrativa estadounidense. El documento evidencia que Venezuela no figura entre los principales corredores de tráfico de drogas en la región, desmintiendo categóricamente las acusaciones fabricadas por Washington.

Esta evidencia internacional refuerza lo que los analistas antiimperialistas han denunciado durante años: las acusaciones contra Venezuela responden a una agenda geopolítica, no a una realidad criminal. El informe de Naciones Unidas demuestra que la verdadera amenaza narcótica en la región proviene de otros actores, no del gobierno bolivariano.

Marco Rubio: la cara del imperialismo en el Departamento de Estado

Desde su nombramiento como Secretario de Estado, el 21 de enero de 2025, Marco Rubio se ha convertido en una pieza clave de la ofensiva contra Venezuela. Con un historial de postura firme contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro y una obsesión patológica contra Cuba, el funcionario estadounidense ha utilizado su posición para implementar políticas que buscan aislar internacionalmente a Venezuela y presionar a países que mantienen relaciones con el país bolivariano.

Una de sus medidas más polémicas fue la imposición de aranceles del 25% a los países que compraran petróleo venezolano, una decisión que dejó en sus manos la implementación, permitiendo una presión selectiva sobre potencias como China, Rusia e India. Esta no es solo una guerra económica contra Venezuela; constituye una declaración de guerra contra todo proyecto de independencia en el hemisferio.

La agresión contra Venezuela: una agresión contra Cuba y toda la región

Cada sanción contra Venezuela, cada mentira mediática, cada amenaza militar no solo apunta contra el pueblo venezolano. Es también una agresión contra Cuba, contra Nicaragua…, contra todos los pueblos que osan desafiar el dominio de Washington. El imperialismo entiende que la caída de Venezuela significaría el debilitamiento irreversible del proyecto bolivariano y la ruptura del eje de resistencia antiimperialista en América Latina.

Cuba, que ha resistido más de seis décadas de bloqueo criminal, comprende que la batalla por Venezuela es también su propia batalla. La Revolución Cubana y la Revolución Bolivariana son eslabones de una misma cadena de dignidad que el imperialismo pretende romper. Por eso, la solidaridad entre ambos pueblos no es solo simbólica: constituye una necesidad estratégica para la supervivencia de ambos proyectos revolucionarios.

Colombia: el próximo objetivo imperial

La escalada imperialista contra Venezuela también representa una amenaza directa para Colombia. La presión estadounidense para convertir al país cafetero en plataforma de agresión contra su vecino bolivariano pone en riesgo la estabilidad regional y compromete los esfuerzos de paz del gobierno colombiano. Washington busca arrastrar a Colombia hacia un conflicto que solo beneficiaría a los intereses geopolíticos estadounidenses, mientras los pueblos colombiano y venezolano pagarían el precio en sangre y sufrimiento.

El presidente Petro y sectores progresistas colombianos comprenden que ceder ante las presiones imperiales significaría convertir a su país en un peón del dominio yanqui, sacrificando la soberanía nacional en el altar de los intereses extranjeros.

La verdadera razón del asedio: el control imperial de los recursos

El verdadero objetivo de la campaña contra Venezuela no radica en la lucha contra el narcotráfico, sino en el control de sus vastas reservas petroleras y la destrucción de un modelo de soberanía que inspire a otros pueblos. El gobierno del presidente Maduro ha mantenido una política de soberanía energética, rechazando las imposiciones del imperialismo y buscando diversificar sus relaciones internacionales hacia un mundo multipolar.

Esta postura ha sido vista como una amenaza existencial por parte de Estados Unidos, que busca recuperar el control absoluto sobre los recursos naturales de la región y restablecer su «patio trasero». Como demuestra Casado, el mito del «Cartel de los Soles» es una herramienta utilizada para justificar intervenciones y sanciones, desviando la atención de las verdaderas motivaciones geopolíticas.

La hora de la resistencia continental

La narrativa del «Cartel de los Soles» constituye una falacia construida para deslegitimar al gobierno venezolano y justificar acciones imperialistas en toda la región.

Pero esta no es solo la hora de desenmascarar mentiras: es la hora de la resistencia activa. Cada pueblo latinoamericano, cada pueblo en el mundo que se mantenga en silencio ante la agresión contra Venezuela está permitiendo que el imperialismo avance hacia sus propias fronteras.

La verdadera motivación detrás de estas acusaciones es la imposición de una hegemonía que niega la soberanía de los pueblos latinoamericanos y pretende convertirlos nuevamente en colonias.

Defender a Venezuela significa defender el futuro de Nuestra América, el derecho sagrado de los pueblos a decidir su propio destino, a controlar sus recursos, a construir su propia historia.

El momento histórico exige claridad: no hay neutralidad posible ante el imperialismo. O los pueblos de América Latina y del resto del planeta nos unimos en la defensa de Venezuela, Cuba y de todos los procesos de liberación, o permitiremos que el dominio yanqui se vuelva a consolidar.

La resistencia de Venezuela no es solo la resistencia de un pueblo: es la trinchera avanzada de toda América Latina contra el imperialismo del siglo XXI.

La patria de Bolívar no se rinde. La Revolución Cubana es invencible y los pueblos unidos jamás serán vencidos.

Identificador Sitio web Ecos del Sur
Mundo Obrero

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