Preocupa ahora, la extrema debilidad de una población exhausta tras dos años de genocidio ininterrumpido. Las organizaciones humanitarias internacionales ponen el ojo en la aparición de enfermedades respiratorias y otras enfermedades relacionadas con la hipotermia. La desnutrición, sobre todo infantil, continúa siendo un problema; así como el acceso al agua potable.
A principios de esta semana se anunciaba, además, el fin de las operaciones de la polémica Fundación Humanitaria Gaza, gestionada por Israel y por Estados Unidos y en cuyos puntos de distribución se han llevado a cabo numerosas masacres de gente mientras esperaba en el reparto de comida. Se calcula que hasta un millar de personas fueron asesinadas por las fuerzas israelíes en los cuatro puntos de distribución con los que contaba la Fundación.
Abierta el pasado mes de mayo y con el rechazo frontal de todas las agencias internacionales humanitarias, ahora, el supuesto trabajo que se hacía desde el ente será transferido al Centro de Coordinación Civil-Militar, que es quien está supervisando el alto el fuego y la entrega de ayuda humanitaria en el enclave.
Violación del alto el fuego y condiciones de vida insalubres
En Gaza, el Estado israelí, por su parte, continúa violando el derecho internacional humanitario y el alto el fuego del pasado 10 de octubre. Se calcula que la tregua se ha roto, por parte de los sionistas, en más de 500 ocasiones; unos 350 palestinos y palestinas han sido asesinados desde entonces.
No solo eso: las organizaciones internacionales denuncian, desde hace semanas, que la entrada de ayuda humanitaria continúa siendo menor a lo acordado, con lo que la situación para las familias gazatíes continúa siendo de extrema gravedad.
“Productos esenciales de las organizaciones internacionales valorados en 50 millones de euros permanecen en almacenes porque el Gobierno de Israel niega su entrada mientras las familias en Gaza afrontan el frío y la lluvia en refugios improvisados sin aislamiento, sin calefacción y sin agua limpia”, denuncian un grupo de organizaciones humanitarias, quienes también exigen, desde hace días, que se agilicen las evacuaciones médicas y la apertura total de los pasos fronterizos.
“Las condiciones de vida en Gaza siguen siendo terribles. Tras ser desplazadas forzosamente en repetidas ocasiones, más de un millón de personas continúan obligadas a sobrevivir en una pequeña franja de tierra y en condiciones de vida peligrosas, en el sur de la Franja”, relatan en Oxfam.
“Casi toda la población aún vive en tiendas de campaña improvisadas, sin acceso a agua corriente ni electricidad, junto a montones de basura y aguas residuales desbordadas”, se puede leer en su último comunicado.
Tras dos años de campaña genocida, el número de personas asesinadas en Gaza asciende a casi 70.000; hay más de 170.000 heridos y centenares de desaparecidos y cuerpos bajo los escombros. Además, el Ejército sionista ocupa militarmente más del 50% del territorio del enclave, bajo un supuesto sistema de líneas amarillas que la población local desconoce.
Sin avances para el inicio de una segunda fase
Según informaciones de Haaretz, y tras completarse la primera fase de un alto el fuego que se ha violado en más de 500 ocasiones por parte de Israel, ni este ni Hamás estarían dispuestos a continuar avanzando en una hipotética segunda fase del acuerdo y que tenía como puntos el inicio del desarme de Hamás y una retirada paulatina de las tropas israelíes del enclave palestino.
Según las fuentes que maneja Haaretz, el primer ministro Netanyahu no estaría dispuesto a retirarse de Gaza antes de las elecciones del próximo año y “no le interesa avanzar mientras no haya una verdadera presión internacional, principalmente de Estados Unidos”. Otro motivo es que Israel podría estar considerando, siempre según el periódico israelí, la posibilidad de forzar un desarme de Hamás por la fuerza.
Respecto a una hipotética puesta en marcha de la segunda fase del alto el fuego solo ha trascendido que el pasado domingo 24 de noviembre, el ex primer ministro británico Toni Blair, se reunió con el vicepresidente de la Autoridad Palestina, Hussein Al-Sheikh; y con un representante del gobierno estadounidense en Ramallah, algo que no agradó a la población palestina, que ve a Blair como un representante de los intereses estadounidenses en el territorio.