Por Laura Nathalia Quintero

Los anuncios se hicieron desde su residencia de Mar-a-Lago, en Palm Beach, Florida, durante un evento en el que estuvo acompañado por el jefe del Pentágono, Pete Hegseth; el secretario de Estado, Marco Rubio, y el secretario de la Marina, John Phelan. En el lugar se exhibieron imágenes de los buques proyectados, presentados como embarcaciones de alta tecnología.

   Trump explicó que, en una primera fase, se construirán dos unidades de esta nueva clase, aunque señaló que el número podría ampliarse de forma considerable en el futuro.     Según dijo, la flota podría crecer hasta contar con entre 20 y 25 buques. Durante su intervención, el mandatario aseguró que estas naves estarán entre «algunos de los buques de guerra de superficie más letales» y que se tratará del «acorazado más grande en la historia de nuestro país».

   «Serán los más rápidos, los más grandes y, por mucho, 100 veces más poderosos que cualquier acorazado jamás construido» afirmó Trump durante el anuncio, en declaraciones citadas por medios estadounidenses como The Guardian y agencias internacionales como AFP. 

   De acuerdo con sus palabras, los buques tendrán un desplazamiento de entre 30.000 y 40.000 toneladas y contarán con misiles, cañones y sistemas de armamento que aún se encuentran en desarrollo, como láseres y misiles hipersónicos. También indicó que podrán portar armas atómicas, incluido el misil de crucero nuclear lanzado desde el mar.

   El presidente señaló que estas embarcaciones serán más largas y de mayor tamaño que los acorazados de la clase Iowa, que estuvieron en servicio durante la Segunda Guerra Mundial. No obstante, el desplazamiento mencionado por Trump es inferior al de aquellos buques históricos, que alcanzaban aproximadamente 60.000 toneladas.

   Los últimos acorazados de ese tipo fueron retirados del servicio en la década de 1990, después de un proceso de modernización en los años ochenta que incluyó la incorporación de misiles de crucero, misiles antibuque y sistemas de radar.

   Consultado sobre si la construcción de estos buques responde a una estrategia de confrontación directa con China, considerado el principal rival estratégico de Washington, Trump evitó establecer una relación directa.

   «Es una contraofensiva contra todos, no contra China. Nos llevamos muy bien con China», dijo a los periodistas. El mandatario sostuvo que la iniciativa busca fortalecer la capacidad naval estadounidense en general, sin apuntar a un país específico.

   Sin embargo, se debe recordar que desde el 16 de diciembre el presidente Trump presiona con un bloqueo a su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, frente a las costas  en el mar Caribe dirigido a la riqueza petrolera.

   El jefe de Estado ordenó confiscar y sancionar buques que navegan en las inmediaciones del país suramericano, en medio de un despliegue militar en el Caribe de naves de guerra en una ofensiva contra el narcotráfico que ya deja más de 100 muertos.

Trump respondió que hará con los buques confiscados a Venezuela: este es su plan

   En la misma jornada, el mandatario fue consultado sobre la situación con Venezuela y los recientes operativos de la Guardia Costera estadounidense orientados a interceptar tanqueros que transportan crudo venezolano.

   Al ser preguntado sobre el destino del petróleo y de los buques incautados, Trump respondió de forma escueta que se “quedará” con los 1,9 millones de barriles de petróleo del buque confiscado el pasado 10 de diciembre y que su gobierno evaluará si el crudo es vendido o incorporado a la reserva estratégica de Estados Unidos.

   «Nos lo quedaremos. Puede que nos lo quedemos, lo vendamos o lo mantengamos en nuestras reservas estratégicas. Nos lo quedaremos y los buques también», añadió y aseguró que ha hablado con compañías petroleras estadounidenses sobre Venezuela, aunque no dio más detalles al respecto. 

   Ante una pregunta sobre el presidente venezolano, Nicolás Maduro, Trump también dijo: “Maduro puede hacer lo que quiera. (…) Si se pone duro, será la última vez que pueda hacerlo”.

   Cuando se le insistió sobre si el objetivo de Washington es sacar a Maduro del poder, el mandatario respondió: «Creo que probablemente sí. No puedo asegurarlo. Eso depende de él. De lo que quiera hacer. Creo que sería inteligente si lo hiciera. Pero ya lo averiguaremos». 

   Hasta ahora, el objetivo oficial de la estrategia del Gobierno estadounidense hacia Venezuela es frenar el narcotráfico y recuperar los «derechos petroleros» de las empresas estadounidenses, pero no habla abiertamente de deponer a Maduro. El 21 de diciembre, EE. UU. , anunció que mantiene una «persecución activa» para interceptar un tercer petrolero cerca de las costas. 

   «Nuestros adversarios sabrán»: el plan que tiene Trump con la flota de Estados Unidos

   Durante el acto, el secretario de la Marina, John Phelan, también destacó el impacto estratégico que, según él, tendrá esta nueva clase de buques.

   «Nuestros adversarios sabrán, cuando el USS Defiant de clase Trump aparezca en el horizonte, que la victoria estadounidense en el mar es inevitable», afirmó. Las imágenes exhibidas en Mar-a-Lago identificaban al primer buque proyectado como el USS   Defiant, nombre que fue mostrado en varios carteles colocados sobre caballetes.

   Trump sostuvo: «Vamos a restaurar a Estados Unidos como una importante potencia de construcción naval», y añadió: «Vamos a garantizar que Estados Unidos tenga la flota más poderosa del mundo, y a largo plazo, con acorazados que marquen el camino».

Phelan también declaró a la prensa: «El futuro acorazado de clase Trump, el USS Defiant, será el buque de guerra más grande, más mortífero, más versátil y de mejor aspecto de cualquier parte de los océanos del mundo. Quiero agradecer al presidente su visión para crear esta capacidad revolucionaria para la Armada de Estados Unidos». 

   El secretario subrayó que el proyecto se enmarca en un esfuerzo más amplio por redefinir la capacidad naval del país.

   El anuncio coincidió con la reciente publicación de planes de la Armada para una nueva clase de fragatas, las FF(X), que, de acuerdo con la institución, «complementarán los buques de guerra multimisión más grandes de la flota».

   Phelan ha señalado que las fragatas FF(X) se basarán en un diseño existente del astillero HII, ya utilizado por la Guardia Costera, y que el objetivo es que la primera de estas naves esté operativa para 2028. Estos planes se dieron a conocer después de que, a finales de noviembre, el propio Phelan anunciara la cancelación de cuatro de los seis buques previstos de la clase Constellation, mientras que los dos restantes, ya en construcción, quedaron «en revisión».