Por Víctor Osorio

Por “zurdos” se refiere a cualquier corriente disidente de la idea de una supuesta capacidad todopoderosa del libre mercado de producir prosperidad, lo que asocia con la imputación falaz de que esa forma de pensamiento inevitablemente conduce a un incremento de la pobreza. Esto último es un axioma, por lo demás, compartido en forma casi religiosa por la totalidad de los neoliberales.
Sin embargo, un reciente estudio de la Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires mostró que, en el primer trimestre de 2014, unos 25 millones de personas habrían estado en situación de pobreza, de las cuales unos 8 millones habrían sido indigentes.
El detalle del estudio muestra que el indicador de pobreza en la Argentina habría llegado en el período señalado al 55,5% de la población, el nivel más alto de 2002, y la indigencia pasó del 9,6% al 17,5% en el mismo período de tiempo, según el informe elaborado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA–UCA).
El dato de la indigencia es especialmente preocupante, ya que el 18% diagnosticado es un valor que se encuentra muy por encima de la media que tendía a ubicarse por debajo del 10% y representaría el doble de lo registrado hace apenas un año y el triple de lo que en promedio se registró durante los gobiernos de Mauricio Macri y Cristina Fernández.
Se trata de personas que no reúnen los ingresos necesarios para afrontar el costo de los alimentos capaces de garantizar las calorías necesarias para evitar la desnutrición.
El director de ODSA-UCA, Agustín Salvia, destacó que “la pobreza afecta a la clase media y ha hecho que baje su capacidad de consumo, pero los sectores informales (que sobrevivían) con programas sociales y trabajos eventuales representan un segmento que se ha empobrecido más y cayó en la indigencia cuando antes estaba protegido por los programas sociales”.
De acuerdo al estudio, titulado “Deudas sociales estructurales en la sociedad argentina”, casi 25 millones de personas (24,9 millones, residentes en las áreas urbanas) habrían estado en situación de pobreza por debajo de la canasta básica total. Del mismo modo, el informe consigna que aproximadamente 7,8 millones de personas están en estado de pobreza extrema o indigencia, por debajo de la canasta básica alimentaria.
“La inseguridad alimentaria total para áreas urbanas relevadas por la encuesta del ODSA-UCA, alcanza al 24,7% de las personas, al 20,8% de los hogares y al 32,2% de los niños, niñas y adolescentes”, indica.
Por otra parte, agrega, “se encuentran en una situación aún más grave, con inseguridad alimentaria severa, el 10,9% de las personas, el 8,8% de los hogares y el 13,9% de los niños, niñas y adolescentes. Al considerar el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires), los valores de inseguridad alimentaria total se ubican en el 26,4% de las personas, el 21,8% de los hogares y el 35% de los niños, niñas y adolescentes. Al considerar la inseguridad alimentaria severa se ubican en 9,9%, 12,7% y 16,5%, respectivamente”, indica el reporte.
El 20,6% de los hogares que sufren insuficiencia alimentaria total son alrededor de 3,7 millones de viviendas que albergan a unos 11 millones de habitantes de Argentina.
Los niveles de pobreza también se reflejan en la falta de acceso a los servicios básicos y en la alta dependencia de las ayudas del Estado. El informe detalla que el 42,6 por ciento de niños, niñas y adolescentes viven en hogares que reciben la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentaria. Además, el 50 por ciento de los menores asisten a comedores escolares, el 36,7 por ciento reciben cajas o bolsones de alimentos de comedores y el 11,1 por ciento de comedores no escolares.
Acerca del escenario laboral, el informe señala que “las desigualdades de la estructura productiva y la escasa generación de empleo y empleo de calidad, el 32,5% de los ocupados son trabajadores que residen en hogares en situación de pobreza, el 30,9% de los ocupados trabaja en la economía social y, al considerar a la población económicamente activa el 26,5% tiene un empleo precario y el 24,3% un subempleo inestable”.
Además, Salvia aclaró que, si con las políticas recesivas, “se produce un shock de desempleo por el cierre de establecimientos de pequeñas y medianas empresas, se agravarían tanto la pobreza como la indigencia”.
El diario argentino “Página 12” lo resumió en los siguientes términos: “Más pobres, más hambre. La receta neoliberal que aplica Milei”.