“Hemos empezado con el hermano presidente Luis Arce Catacora, la reclasificación de la hoja de coca y nos está yendo bien, ya pronto la hoja de coca va a poder viajar por el mundo para sanar al mundo y para proteger la vida”, afirmó el vicepresidente.

Desde 2023, Bolivia solicitó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) la realización de un examen crítico de la hoja de coca, para reconsiderar su clasificación en el marco de la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes.

El primer paso para liberar a la hoja de coca de su condena al exterminio fue la despenalización de su acullico (masticación) lograda en 2013.

El vicepresidente señaló que la Convención Única sobre Estupefacientes de 1961 “cometió un gravísimo error histórico y un acto criminal contra la vida y la cultura de los pueblos originarios decretando el exterminio de nuestra sagrada hoja de coca”.

Por tanto, las políticas de erradicación y de exterminio de la hoja de coca natural, reglamentación de su uso, control de consumo, negaciones de su procesamiento industrial y prohibiciones de su comercialización fracasaron.

Resaltó que con la unidad del pueblo boliviano se logró despenalizar la hoja de coca después de seis décadas “de colonización de la hoja de coca natural, violación de la soberanía, agresión contra los países y pueblos originarios, discriminación de los legítimos derechos de uso tradicional, nutricional, terapéutico, ritual y de su industrialización y comercialización”.

Se prevé que en julio de este año se emita el primer informe preliminar del examen crítico de la planta, elaborado por la OMS a través del Comité de Expertos en Farmacodependencia (ECDD) y, en octubre, el informe final en Ginebra, Suiza.

El vicepresidente destacó que hoy la sagrada hoja de coca convoca a los bolivianos a “celebrar la vida en complementariedad, hermandad, equilibrio, armonía y paz”.

Explicó que en la ceremonia del acullico circulan los poderes nutricional, medicinal y de guía espiritual de la hoja de coca. “En el acullico, los polos opuestos no están enfrentados, sino se complementan, dialogan para restablecer la paz y la armonía entre lo distinto en todo tiempo y lugar”, remarcó.

La coca se constituye en un símbolo de identidad de los pueblos indígena originarios de Bolivia y es parte de los rituales religiosos, agrícolas, festividades y está presente en la lucha por las reivindicaciones sociales.

“La coca está presente en las fiestas, en los matrimonios, en las movilizaciones, en el trabajo, en el estudio, es parte de la vida, es parte de la vida comunitaria, con ella nos alegramos, festejamos, pero también junto a ella nos despedimos de nuestros seres queridos y acompañamos el dolor de nuestros corazones”, enfatizó.

Asimismo, despierta el espíritu rebelde con sabiduría y brinda energía y fuerza para luchar “contra el abuso, la exclusión, el racismo, la división, el egoísmo y el individualismo, contra la codicia y la ambición”.

“La hoja de coca nos da fuerza para luchar contra el capitalismo, imperialismo, colonialismo, contra la maldad, la mentira, la corrupción, el sabotaje (…) y nos convoca a recuperar la verdad, el respeto, a sanar las heridas y reparar el equilibrio, la complementariedad y la armonía en el ayllu”, resaltó Choquehuanca.

La Ley 864, de 2016, declaró el 11 de enero de cada año como el Día Nacional del Acullico para rememorar que en 2013 Bolivia se adhirió nuevamente a la Convención Única de las Naciones Unidas sobre estupefacientes de 1961, con una reserva para permitir el masticado de la coca dentro del territorio nacional.