Por Zhang Tuo y Sergio Gómez
El volumen comercial entre China y América Latina creció desde los 263.500 millones de dólares en 2014 hasta los 489.000 millones de dólares en 2023.
Entretanto, la cartera de inversión china en América Latina llegó a 596.150 millones de dólares en 2022, más de cinco veces los 106.100 millones de dólares registrados en 2014.
En estos años, China se ha consolidado como el segundo mayor socio comercial de América Latina y, quizás más importante, como un socio confiable y seguro en tiempos de incertidumbres, medidas proteccionistas que afectan a las naciones en desarrollo, e inestabilidad del contexto internacional.
La igualdad y el respeto son las características más distintivas de la cooperación entre China y América Latina, que persigue el desarrollo común mediante la apertura y la inclusión. Es una elección independiente de las dos partes, que satisface las necesidades de ambos lados, no está dirigida contra ningún tercero y no debe ser afectada por agentes externos.
China y América Latina coinciden en promover el multilateralismo, el libre comercio y la globalización económica. Bajo este consenso, cinco países latinoamericanos, incluidos Chile, Perú, Costa Rica, Ecuador y Nicaragua, se han convertido sucesivamente en socios de libre comercio de China.
Estos acuerdos, así como otros en negociación, han beneficiado a un gran número de empresas a lo largo de los años y han seguido mejorando la facilidad y apertura del comercio entre ambos países, brindando mayores oportunidades no solo a las compañías grandes, sino también a las empresas micro y pequeñas, así como a los individuos de diversos sectores, incluidos agricultores y artesanos.
China es actualmente el principal importador de productos agrícolas de alta calidad de América Latina, tales como cerezas, arándanos, aguacates, café, carne de res y camarones.
Esto no solo está en línea con el esfuerzo del país asiático por aumentar el aporte del consumo a su economía, sino que también va en concordancia con la necesidad de los países latinoamericanos de diversificar su economía y exportaciones.
De otro lado, la cooperación sino-latinoamericana, basada en la necesidad de desarrollo de ambos pueblos, ha promovido aún más la interconectividad de las infraestructuras, lo que ha generado beneficios para todos los participantes a lo largo de la cadena industrial.
Hasta el cierre de 2023, un total de 22 países latinoamericanos y caribeños habían firmado documentos de cooperación bilateral con China para la construcción conjunta de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
En el terreno, la última década ha sido testigo de un avance constante en la construcción y cooperación en el campo de la conectividad «terrestre, marítima, aérea y en línea» entre China y América Latina. China ha apoyado y participado activamente en la construcción de infraestructuras en la región.
Según estadísticas incompletas, hasta septiembre de 2023, China había implementado más de 200 proyectos de infraestructura en América Latina y el Caribe, asumiendo la construcción de miles de kilómetros de carreteras, ferrocarriles y trenes ligeros; más de 100 escuelas, hospitales e instalaciones deportivas; un centenar de puentes, túneles, y decenas de aeropuertos y puertos, proporcionando alrededor de un millón de puestos laborales locales.
Recientemente, se han inaugurado más rutas marítimas y aéreas de carga entre China y la región, lo que ha elevado notablemente la eficiencia logística. En lo que va de 2024, se abrieron varias rutas de vuelo aéreo civil entre China y América Latina, lo que facilita los intercambios personales.
Se espera que el puerto de Chancay, en Perú, que cuenta con gestión e inversión de una empresa china, esté listo para la operación de prueba en octubre de este año, convirtiéndose en un nuevo centro logístico que conecte América Latina con Asia.
Pero lejos de sentarse a celebrar lo alcanzado, tanto China como América Latina miran al futuro y buscan cómo aprovechar mejor las oportunidades que se abren para la cooperación bilateral.
Un verdadero amigo es el que realmente tiene en cuenta el beneficio del otro. China no tiene ninguna consideración geopolítica en América Latina y se ha adherido a los principios de sinceridad, resultados sustanciales, afinidad y buena fe en la cooperación entre ambas partes.
La comunidad de futuro compartido entre China y América Latina ya tiene resultados para mostrar, alcanzados con esfuerzos conjuntos de ambas partes en la última década, pero el camino por delante se ve aún más prometedor.
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