Si el grupo se posiciona como contrapeso al modelo occidental, es necesario formular la esencia de esa alternativa, y el papel de Moscú podría ser importante, destacó.
Aunque en las últimas tres décadas, tras el colapso del sistema socialista, se ha cultivado la idea de que la economía de mercado no tiene alternativas y de que las vías de desarrollo económico son unitarias para todos los países, esto es erróneo, ya que todas las naciones son diferentes y las especificidades nacionales deben tenerse en cuenta, afirmó Bajtízin.
En este sentido, Moscú y sus aliados deben promover su escuela económica soberana, sobre todo teniendo en cuenta que la experiencia reciente ha demostrado que «no es posible doblegar a Rusia con sanciones a corto y medio plazo», sugirió el interlocutor.
En palabras del economista, la experiencia de la resistencia rusa y china a la presión occidental, multiplicada por «el deseo natural del sur global de unirse sobre la base de un polo establecido de la política mundial», pueden convertirse en un factor de atracción de los BRICS a la vista de otros Estados.