Ese día le arrebataron su vida de la forma más cruel a cada una de las víctimas, y duele mucho saber que los autores intelectuales de ese vil sabotaje nunca fueron juzgados.
El terrible hecho tuvo como cabecillas a los terroristas de origen cubano Luis Posada Carriles (1928-2018) y Orlando Bosch Ávila (1926-2011), asalariados del imperio de Estados Unidos, los que fallecieron sin responder ante la justicia por sus crímenes.
La comisión investigadora y el perito cubano Julio Lara Alonso demostraron hasta la saciedad que la aeronave, un Douglas DC- 8 de fabricación estadounidense, cayó al mar a consecuencia de dos explosiones, la segunda de ellas en el baño trasero de la cabina de pasajeros, y que ocasionó el derribo de la aeronave.
Como consecuencia de ese vil acto fallecieron 57 cubanos, 11 guyaneses y cinco coreanos.
A propósito del horrendo suceso, se estableció el 6 de octubre como Día de las Víctimas del Terrorismo de Estado, una jornada para exigir que cesen la impunidad y las acciones violentas contra la nación caribeña.
Entre los pasajeros que perecieron en el abominable atentado se encontraban 24 integrantes del equipo juvenil de esgrima de la Isla, quienes compitieron exitosamente en el IV Campeonato Centroamericano y del Caribe de ese deporte, en el que ganaron todos los títulos.
Esos jóvenes venían felices por sus éxitos y es doloroso que manos asesinas truncaran sus sueños de la manera más inhumana, por eso no podemos cejar en el empeño de luchar para que se sepa la verdad.
Para rendirles merecido tributo, en la mayor de las Antillas cada año se realiza la tradicional peregrinación en el cementerio Cristóbal Colón, adonde acuden familiares de las víctimas, esgrimistas y población en general. Además, en la Escuela Superior de Formación de Atletas de Alto Rendimiento Cerro Pelado, de La Habana, deportistas y entrenadores repudian el cruel asesinato.
Igualmente en otros países del Caribe y Venezuela se conmemora el triste hecho, y es que desde el Aeropuerto de Maiquetía salió invicta la delegación cubana de esgrima, cargada de triunfos, medallas de oro y sueños, que se vieron interrumpidos por el odio de gente salvaje e inescrupulosa.