Por Diony Sanabia

   A juicio del investigador José Luis Perelló, quien habitualmente escribe en el periódico Correo Canadiense, esa determinación, junto al reinicio de vuelos entre Beijing y La Habana el 17 de mayo, facilitará el aumento de los intercambios y fortalecerá aún más los lazos mutuos.

   Tal paso obedece al propósito de “fomentar el turismo, facilitar el flujo de viajeros y continuar promoviendo las relaciones de amistad y cooperación con la República Popular China”, expuso la Cancillería cubana en un comunicado el último 5 de mayo.

   La facilidad contribuirá, sin dudas, al fomento de los intercambios entre los pueblos de ambos países, apuntó la fuente, que aclaró, sin embargo, que todos los ciudadanos chinos dispuestos a permanecer en territorio cubano por un período superior a 90 días, a partir de la entrada, deberán solicitar el permiso correspondiente.

   Entrevistado por la agencia china de noticias Xinhua, Perelló consideró que Cuba tiene una posición ventajosa respecto al gigante asiático pues fue el primer país del hemisferio occidental en establecer relaciones diplomáticas con este, las cuales se han fomentado durante años.

   Ahora está la oportunidad de vigorizar los vínculos en la industria del turismo, subrayó, y explicó que su nación, Panamá y México son, sin dudas, los destinos latinoamericanos más conocidos entre los turistas chinos.

   De 2012 a 2018 la tendencia del crecimiento del turismo de China hacia la mayor de las Antillas estuvo en el orden del 23 por ciento, un ascenso considerado importante, y en 2019 el arribo de visitantes del país oriental fue de unos 45 mil, ilustró el especialista.

   Sin embargo, la pandemia de la Covid-19 frenó esa tendencia y el año pasado solamente 18 mil tres turistas chinos llegaron a Cuba, de acuerdo con cifras oficiales.  

   Como contraste, autoridades cubanas esperan que el 2024 sea distinto y se registre un nuevo máximo en los arribos procedentes de China, lo cual deseó en una visita a Beijing en noviembre último el primer ministro Manuel Marrero.

   Perelló agregó que los chinos buscan experiencias de turismo cultural o de ciudad, aunque puede existir un nicho de mercado al cual le interesen los destinos de sol y playa.

   Cuba, resaltó el especialista, tiene el 70 por ciento de su planta hotelera en esos últimos lugares mencionados y en los últimos años el país ha hecho un esfuerzo para construir nuevas infraestructuras en sus principales ciudades.

   Estamos hablando de La Habana, pero también de otros lugares que tienen una enorme historia como Santiago de Cuba y Cienfuegos, manifestó.

   Para que Cuba logre posicionarse en la preferencia del viajero chino, estimó Perelló, es sumamente importante la segmentación o tematización de los hoteles de acuerdo a sus hábitos y necesidades.

   Resulta un mercado promisorio, se situará en el primer lugar mundial, pero hay que conocerlo y competir por él pues no somos el único país en América Latina y el Caribe que apuesta por el turismo chino, expuso el académico, quien sugirió que la isla deberá trabajar mucho en el diseño de estrategias que la integren a otros destinos del Caribe.

   Debido a la distancia que deben recorrer los turistas chinos para llegar hasta la región, para ellos resultará más atractivo poder visitar varios países de la zona por viaje, dijo.

   Perelló recordó que el Caribe concentra más del 45 por ciento de las operaciones de cruceros del mundo y se presenta como un escenario ideal para el desarrollo del turismo en sus dos vertientes principales: de estancia y de dichos medios de transporte.

   La Habana, abundó, ofrece una ventaja promisoria al contar con una terminal de cruceros y un hotel en construcción dentro de esa infraestructura, ubicada en el centro histórico de la ciudad, que es Patrimonio de la Humanidad.

   Por otro lado, Perelló se refirió a la posibilidad de que compañías de China administren o gestionen hoteles en Cuba como un paso a favor también de vigorizar los lazos entre los dos países.