Según el Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía (Imazon), esta cifra representa la mayor superficie afectada en un solo mes en los últimos 15 años.
La degradación ambiental, que incluye tanto daños por actividades humanas como fenómenos naturales, es monitoreada por Imazon a través de su Sistema de Alerta de Deforestación (SAD) desde 2009.
La deforestación, que implica la eliminación completa del bosque, y la degradación, que se refiere a daños parciales causados por actividades como incendios y tala selectiva, representan amenazas graves para la biodiversidad amazónica.
Larissa Amorim, investigadora de Imazon, explicó que las condiciones más secas de septiembre suelen agravar estas actividades, pero las cifras de 2024 superan notablemente las de años anteriores, debido principalmente a un aumento en los incendios forestales. Amorim señaló también el estado crítico de ríos clave de la región, afectados por una sequía severa.
Degradación: Septiembre fue el cuarto mes consecutivo con incrementos en áreas degradadas, acumulando un total de 26.246 km² desde enero, el nivel más alto de los últimos 15 años. Mato Grosso ha liderado históricamente en degradación en septiembre, pero en 2024 fue superado por Pará, donde se declaró una emergencia y se prohibió el uso del fuego.
Carlos Souza Jr., coordinador de monitoreo de Imazon, subrayó la necesidad de una supervisión efectiva para hacer cumplir estas medidas.
En cuanto a la deforestación, septiembre marcó el cuarto mes de aumento tras 14 de descensos. Se talaron 547 km² de bosque, un 0,2 % más que en el mismo mes de 2023, con un total acumulado de 3.071 km² de enero a septiembre, el octavo mayor registro histórico.
La deforestación afectó principalmente tierras privadas (61 %), seguidas por asentamientos (30 %), unidades de conservación (7 %) y tierras indígenas (2 %). Pará, Amazonas y Acre concentraron el 83 % de la deforestación total en septiembre, con Pará a la cabeza (52%), seguido por Amazonas (16%) y Acre (15%).
Pará también lidera en áreas deforestadas en asentamientos y unidades de conservación, así como en tierras indígenas, donde se encuentran las zonas más afectadas.
Estos impactos afectan profundamente a municipios, asentamientos, áreas protegidas y tierras indígenas», afirmó Carlos Souza, quien subrayó la urgencia de implementar acciones integradas y aumentar la financiación de organismos de control ambiental para proteger la región amazónica.