Hasta donde alcanza la memoria, el estado Rio Grande do Sul, en Brasil, nunca antes sufrió un desastre climático como el provocado por las actuales lluvias.

   Las estadísticas hablan de dos millones de habitantes que sufrieron afectaciones en servicios fundamentales como electricidad, transporte, educación o alimentos.

   Por si fuera poco, unos 400 mil ciudadanos permanecen fuera de sus viviendas, casi 67 mil en albergues y el resto acogidos por familiares.

Despliegue gigante

   Con tal contingencia y ante un panorama marcadamente sombrío, la Marina de Brasil anunció el despliegue del mayor buque de América Latina: el Navío Aeródromo Multipropósito Atlántico.

   La idea es que transporte dos estaciones móviles de tratamiento de agua, capaces de producir un total de 20 mil litros potables por hora.

   Para ayudar en el rescate de víctimas varadas y en el desplazamiento de suministros, las autoridades mencionaron el envío de ocho embarcaciones medianas y pequeñas, “que sumarán ayuda a las actuales”.

   Mientras, en Porto Alegre donde las principales vías de acceso y salida quedaron bloqueadas, el Gobierno decretó el racionamiento del líquido.

   El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, viajó dos veces a la provincia sureña castigada por los temporales. Su primera visita ocurrió el jueves cuando aterrizó en la ciudad de Santa María, en la región central y este domingo visitó Porto Alegre.

   De acuerdo con el mandatario, el estado destinará un crédito de 50 mil millones de reales (unos nueve mil 700 millones de dólares) para las labores de reconstrucción e intentará alargar la declaratoria de calamidad hasta fin de año en el estado.

Todo era evitable

   La provincia de Rio Grande do Sul está en el extremo sur del país, donde comparte fronteras con Argentina y Uruguay, y tiene una economía basada en la agricultura, gracias a sus planicies extensas.

   Durante los últimos años, el territorio vivió un ascenso de la derecha relacionada con los grandes productores agropecuarios partidarios del exjefe de Estado Jair Bolsonaro.

   Buena parte de los parlamentarios gaúchos, oriundos de Rio Grande do Sul, integra la bancada de agronegocios en el Congreso nacional conocida por sabotear los proyectos para mitigar el cambio climático.

   Esos legisladores trabajan “día y noche para destruir la legislación ambiental” y las políticas impulsadas por Lula desde enero 2023, denunció Marcio Astrini, secretario ejecutivo del Observatorio del Clima.    Cuando una región es desmatada sistemáticamente suceden desequilibrios de consecuencias gigantescas que alteran el régimen de lluvias. En lo que va de 2024, además de los diluvios inéditos ocurridos en Rio Grande do Sul, el gigante sudamericano reportó cinco ondas de calor atípicas, en ciudades como San Pablo, Rio de Janeiro y Brasilia.