Sin dudas se limitaron las salidas recreativas y es generalizada la opinión de que no se llega a fin de mes. La síntesis es que, comparadas las opiniones de abril con las de julio, creció nueve puntos el pesimismo.
Las conclusiones surgen de una encuesta realizada por la consultora Indaga-RSO, que lideran los licenciados en ciencias sociales Claudio Rhigues y Javier Arakaki. Desde hace 15 años realizan estudios sobre el humor social.
En total se entrevistaron 2.723 ciudadanos de CABA y el Gran Buenos Aires, respetando las proporciones por edad, sexo y formalidad laboral. Las encuestas se hicieron combinando llamadas telefónicas, a celulares y teléfonos fijos, pero no de manera automática, sino con un operador/a haciendo las preguntas y recibiendo las respuestas.
A otra parte de los encuestados (el 40 por ciento) se accedió a partir de Internet, reclutando a los encuestados en los sitios de mayor alcance como Facebook o Instagram. De todas maneras, más allá de la forma de recolección de datos, el estudio compara datos de abril y de ahora, hechos con la misma metodología, por lo cual muestran la tendencia.
Y lo que se percibe es, justamente, el crecimiento del pesimismo.
Las expectativas
Uno de los sostenes fundamentales de cualquier gobierno es que haya expectativas de que las cosas van a mejorar. Lo que Indaga-RSO saca como conclusión es que esas expectativas están en fuerte caída, en todos los aspectos.
Subió 7 puntos la cantidad de encuestados que dicen que en seis meses van a estar peor que ahora. Creció 15 puntos -un porcentaje sideral- la preocupación por perder el trabajo. Este dato parece cantado.
El trabajador o empleado ve que no se vende, que se reduce la producción, y piensa que tarde o temprano vendrá el recorte. Se percibe en todos los ámbitos, en especial en la construcción. Ni hablar en el Estado.
La posibilidad de perder el trabajo se convirtió en el principal temor de la ciudadanía. Creció 8 puntos la cantidad de hogares que dicen estar complicados con las deudas. Hay datos públicos que indican un fuerte crecimiento en los saldos de las tarjetas de crédito.
Creció 7 puntos la cantidad de personas que afirman que “ya no pueden esperar” a que mejore la economía. Pero también son más los que dicen que sólo pueden esperar seis meses. Entre unos y otros, nada menos que el 67 por ciento, dice que tiene paciencia por seis meses o menos. En abril, el nivel de impaciencia era del 59 por ciento.
Lo que pasa ahora mismo
Es evidente que la caída en las expectativas obedece a que el ciudadano y su familia ya se están deteriorando.
Creció 10 puntos la insatisfacción con la situación económica actual. Aumentó en 7 puntos la cantidad de hogares que afirman haber perdido poder de compra. Subieron en 7 puntos las familias que dicen que tuvieron que limitar la recreación.
Y, como es obvio, son más los que gastan más en comida y salud.
Las expectativas y el voto
Los datos anteriores instalan un clima, pero no un clima definitivo respecto del voto. Porque sucede que buena parte de quienes ahora están peor que antes o tienen menos expectativas, a la vez le echan la culpa al gobierno anterior.
La encuesta de Indaga-RSO, sin embargo, exhibe el dato de que creció 10 puntos la percepción de que el responsable de la situación actual es el gobierno de Javier Milei.
En abril, el 50 por ciento decía que lo que está ocurriendo no es responsabilidad de Milei. Ahora, esa cifra bajó al 40 por ciento. Por primera vez, aparece una mayoría (58 por ciento) que dice que el gobierno de La Libertad Avanza es responsable de lo que ocurre.
Los datos del sondeo confirman que Milei tiene un cierto núcleo duro que lo sigue apoyando y que ronda el 40 por ciento. Es una cifra fuerte, sobre todo teniendo en cuenta que el 60 por ciento restante no es uniforme: hay peronistas, radicales, algo del PRO, provinciales.
En otros estudios se evidenció que los que siguen respaldando a Milei fueron cambiando: el apoyo de gente muy joven y de bajo nivel económico se deteriora más bien rápido y se consolida el respaldo en sectores de mayores ingresos.
La situación actual es que la supuesta recuperación en V corta, prevista para mayo o junio, no sólo no se produjo sino que no hay previsiones de que se produzca a corto plazo: la recesión parece profundizarse, continúan los despidos y se agudizan los siderales aumentos de tarifas.
Indaga-RSO afirma que aumentó 9 puntos el pesimismo en el Ánimo Social. Nada hace pensar que la tendencia cambie en los próximos meses y la lógica es que crezca la tensión social y los conflictos.
—