Aunque las palabras de Noboa sonaron a una revelación, las plantaciones de coca en Ecuador no son nuevas. El 27 de marzo. Ahí las Fuerzas Armadas anunciaron la destrucción de 10 000 plantas en la zona de Putumayo, Sucumbíos, en la frontera con Colombia.

Dos días después, el Ejército publicó la destrucción de 20 000 plantas ilícitas. Los uniformados con machete en mano, cortaron las matas y las quemaron en la zona.

El presidente Noboa basó sus declaraciones en un informe geoespacial de cultivos ilícitos, realizado por la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos, del Departamento de Estado de los Estados Unidos.

Dicho documento refiere sobre las dos mil hectáreas mencionadas por Noboa. Estos cultivos han sido detectados en Esmeraldas, Carchi y Sucumbíos con una capacidad para producir unas 60 toneladas de cocaína.

El análisis se hizo entre enero y marzo de 2024 con imágenes satelitales que evidenciaron las plantaciones. A diferencia de las plantas endémicas, la hoja de coca se caracteriza por su color verde claro brillante.

El informe asegura que la cantidad de plantaciones encontradas llevaría al país a ser catalogado como «mayor productor de drogas ilícitas». Sin embargo, la cantidad resulta relativamente menor si se la compara las vecinas Colombia y Perú.

Según datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Colombia cerró el 2022 con un aproximado de 230 000 hectáreas de cultivos de coca. Siendo las regiones de Putumayo y Nariño -frontera con Ecuador- las que más producción tienen. Le sigue Perú con 95 000 hectáreas.

Para el experto en seguridad y ex jefe de inteligencia del Ejército, Mario Pazmiño, Ecuador está cambiando de estatus. Dijo que pasó de ser un país de acopio a estar convirtiéndose en un país productor.

Con él coincide Renato Rivera, director del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado (OECO). Según Rivera, habría tres efectos con la confirmación gubernamental de la presencia de plantaciones de coca.

El primero, indicó, es que el país se integra a la dinámica productiva que el resto de naciones andinas viven desde la década de los 80. También que las organizaciones criminales locales estarían buscando ingresar a la fase de producción de droga.

Para Rivera, Ecuador está siendo parte del fenómeno regional donde hay un crecimiento de estos cultivos ilícitos, podría existir una falta de control de instituciones y se debería discutir por qué hay un crecimiento en tres años.