El primer compromiso de Lula es un encuentro con el emperador japonés Naruhito y la emperatriz Masako. Ese mismo día, los monarcas ofrecerán una cena en el Palacio Imperial de Japón.
El miércoles, Lula participará en el Foro Empresarial Brasil-Japón, con empresarios de ambos países, y tendrá una reunión con el primer ministro Shigeru Ishiba, seguida de una cena ofrecida por el anfitrión en el Palacio Akasaka.
Los días 28 y 29 de marzo, realizará una visita oficial a Hanói, Vietnam.
A lo largo de este viaje a Asia, Lula será acompañado por una comitiva de 11 ministros, además de los presidentes del Senado, Davi Alcolumbre, y de la Cámara de Diputados, Hugo Motta, entre otros parlamentarios.
Según la diplomacia brasileña, uno de los objetivos del viaje a Japón es obtener un compromiso político del país para que envíe a Brasil una misión técnica de las autoridades sanitarias japonesas con el fin de inspeccionar las condiciones de producción de carne bovina en el país.
Este sería uno de los pasos necesarios para que Brasil acceda al mercado de carne bovina japonés, el tercer mayor importador de carne del mundo y uno de los mercados más codiciados en el sector de proteínas animales.
Desde el punto de vista comercial, en 2024, Japón fue el tercer mayor socio comercial de Brasil en Asia y el tercer mayor destino de las exportaciones brasileñas a la región, con un intercambio comercial de US$ 11 mil millones y un superávit de US$ 148 millones.
Según el Banco Central, en 2023, Japón representaba un total de US$ 35 mil millones en inversiones directas en el país – el noveno mayor stock de inversión extranjera directa en Brasil y el segundo mayor inversor asiático.
En Vietnam, que se ha convertido en el quinto mayor consumidor de productos agropecuarios brasileños, el objetivo también es fortalecer la asociación, tanto a nivel comercial como diplomático. Uno de los objetivos de esta visita es consolidar las etapas necesarias para hacer del país un socio estratégico de Brasil.
En 2024, Brasil y Vietnam registraron un volumen de comercio de US$ 7.700 millones, con un superávit brasileño de US$ 415 millones. En 2002, durante la última visita de Lula al país, el comercio entre ambas naciones era de apenas US$ 500 millones.