De acuerdo con el viceministro de Régimen Interior y Policía, Jhonny Aguilera, las armas tenían como destino final facilitar actividades de narcotráfico, contrabando y actos violentos que desestabilizaron el orden público, como los ocurridos durante los bloqueos de caminos en el trópico de Cochabamba y la masacre de Pucamayu, motivada por una venta fallida de fusiles militares.
La autoridad precisó que la internación ilegal de armamento tiene un claro objetivo: combatir, y dar de baja, a las fuerzas de seguridad del Estado.
Una de las “rutas comprometidas” en la internación ilegal de armas, dijo el viceministro, es la densa frontera boliviana paraguaya con destino final del trópico de Cochabamba y una zona específica en esa región, considerada la mayor humedad de bosque tropical del mundo: Villa Tunari.
Villa Tunari es considerada una zona roja del narcotráfico pero es, además, el bastión político, cocalero y sindical del expresidente Evo Morales.
“El armamento y el narcotráfico están vinculados con Villa Tunari, donde se ha ejecutado la mayor cantidad de operaciones antidroga, lo que demuestra que, efectivamente, existe la intención y el interés de combatir a las fuerzas policiales a través del empleo de estas armas”.
Informes de inteligencia policial en el trópico de Cochabamba confirmaron que las armas son empleadas para proteger cargamentos de droga, intimidar a comunidades y operar contra la fuerza pública.
Además, remarcó el titular de Régimen Interior y Policía, su proximidad con rutas fronterizas facilita el ingreso de armamento de contrabando desde países vecinos, consolidando a la región como un foco de interés para grupos criminales. “En ese Se ha establecido también que existe una relación directa entre el tráfico de armas y el narcotráfico. “Armas de fuego son utilizadas como moneda de cambio en contexto, la fuerza pública tiene el enfoque de cortar la oferta como la demanda”.
operaciones de drogas”.
El flujo ilegal de armas a grupos no autorizados puede debilitar la capacidad del Estado para mantener la seguridad y el control, generando un entorno de mayor inseguridad para los ciudadanos.
Bolivia, como país con fronteras extensas y regiones de difícil acceso, enfrenta grandes desafíos para controlar el ingreso y la circulación de armas ilegales. Las autoridades han destacado la necesidad de cooperación internacional, especialmente con países vecinos, para combatir este flagelo y evitar que se agraven sus consecuencias.