Su legado de soberanía y emancipación realza desde jornadas previas, lo mismo en plazas públicas, colectivos laborales, planteles educativos o agrupaciones solidarias dentro o fuera del país caribeño.
Fidel Castro se convirtió en leyenda viva desde su arribo triunfal a La Habana, el 8 de enero de 1959, al frente de los guerrilleros que derrotaron al régimen de Fulgencio Batista (1952-1958). Con su pensamiento y obra, ese proceso revolucionario trascendió las fronteras de la nación cubana.
A ello contribuyó el genio y la sagacidad política del líder, vertebrador de la unidad del pueblo frente a la permanente hostilidad de sucesivas administraciones de Estados Unidos que, en represalia, aplica desde entonces un férreo bloqueo a la isla.
El mundo reconoce al estratega militar cubano contra los bandidos en las montañas del Escambray (centro), los mercenarios agresores en Playa Girón (Bahía de Cochinos, 1961), y durante la Crisis de Octubre, o Crisis de los Misiles, en 1962.
Pese a la política de asfixia económica, presiones políticas, así como numerosos intentos de asesinatos, el jefe de la Revolución cubana preservó la soberanía y la independencia nacional, e instituyó beneficios sociales que son hoy inalcanzables para muchas naciones en el mundo.
El dignatario de la isla impulsó el proceso revolucionario y trazó el rumbo hacia el Socialismo, afianzó el progreso económico, la justicia social, el desarrollo de la educación, la salud, el deporte, la cultura y la ciencia, entre otros ámbitos.
Así, la Cuba de Fidel Castro devino paradigma para los revolucionarios latinoamericanos y los movimientos progresistas de diversas partes del planeta, que contaron con su vocación solidaria, latinoamericanista y tercermundista para alcanzar la independencia en sus países.
Los aportes del estadista cubano al fortalecimiento de las fuerzas de izquierda en Latinoamérica y el resto del mundo, están ampliamente documentados, y resulta épica la contribución cubana -con Fidel Castro al mando- a las luchas anticolonialistas en África, a la derrota del Apartheid en Sudáfrica, y a la unidad de las naciones pobres.
El comandante en jefe, calificado por su hermano y compañero de armas, el general de ejército Raúl Castro, como “el más preclaro hijo de Cuba en el siglo XX”, descuella por su capacidad para convertir los reveses en victoria, la firmeza de ideales y la certeza en el triunfo de las causas justas.
La existencia física de Fidel Castro estuvo marcada por acontecimientos trascendentales para la isla; entre ellos, la preparación y consumación de los asaltos a los cuarteles Moncada en Santiago de Cuba y al Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo.
De ese contexto trascienden también su histórica autodefensa ante el tribunal que lo juzgó, y donde pronunció el alegato conocido como La historia me absolverá, que bosquejaba el programa de la futura Revolución en Cuba.
Asimismo, la condena a 15 años de prisión, su posterior amnistía, en 1955; el exilio en México, y el arribo con sus hermanos de lucha a las costas orientales de la isla, el 2 de diciembre de 1956, resaltan como episodios en la vida y actuación del Fidel Castro ineludible para Cuba y el mundo.