En una entrevista, Malley sostuvo que acciones que aparentan ofrecer logros a corto plazo en Oriente Medio a menudo producen resultados contraproducentes. Para ilustrar su punto, citó como ejemplos históricos la invasión estadounidense a Irak y Afganistán, y las operaciones israelíes en Líbano y Túnez. «En cada uno de estos casos, las victorias a corto plazo terminaron teniendo un efecto bumerán», afirmó, señalando el fortalecimiento de la influencia iraní en Irak, el regreso de los talibanes al poder y la creación de Hezbolá como consecuencias no deseadas.
Respecto a los ataques de Israel y Estados Unidos, Malley reconoció que estos lograron retrasar el programa nuclear de Irán, aunque no lo destruyeron como había afirmado el presidente Trump.
Al evaluar el futuro, el exdiplomático vislumbra dos escenarios posibles para las relaciones entre ambos países: una nueva escalada de tensiones militares o un avance diplomático inesperado durante un posible segundo mandato de Trump, que podría incluir un acuerdo para suspender el enriquecimiento de uranio a cambio de aliviar sanciones.
Sin embargo, Malley advirtió que cualquier iniciativa diplomática se topará con obstáculos formidables. Subrayó que en Teherán existe una «profunda desconfianza» y que los líderes iraníes están convencidos de que Donald Trump les «traicionó tres veces», en referencia a la retirada estadounidense del acuerdo nuclear y su apoyo a los ataques israelíes. Esta percepción, concluyó, dificulta enormemente cualquier posibilidad de regresar a la mesa de negociaciones.