Por Joel Michel Varona
La imposibilidad de adquirir los alimentos, contar con saneamiento, agua potable, atención sanitaria y el desplazamiento forzoso de miles de familias ilustran la gravedad de esta problemática en la llamada Perla de las Antillas.
Esos factores junto a otros no menos importantes, disparan las alertas ante otro brote de cólera, una enfermedad que por el momento está controlada, pero el dengue, la tuberculosis, el sarampión y la poliomielitis son permanentes amenazas, sobre todo, para aquellos que están alojados en campamentos improvisados, que incluyen centros escolares.
Actualmente, más de 500 mil haitianos son desplazados internos y las organizaciones Mundial y Panamericana de la Salud, en respuesta a esa situación de emergencia, trabajan junto con el Ministerio de Salud Pública y Población para mitigar la tensión actual, aunque no dan abasto.
Desde el 29 de febrero de 2024, la situación humanitaria en Haití se agravó por la intensa actividad de las pandillas que controlan el 80 por ciento de Puerto Príncipe y las zonas cercanas, de ahí que el Estado de Emergencia, sea renovado una y otra vez.
La crisis que vive la población de Haití es compleja y a veces da la sensación que será infinita, justo cuando la ciudadanía enfrenta una falta de acceso a los servicios médicos, especialmente en la capital, donde la mayoría de los principales hospitales cerraron ante la incapacidad de garantizar la seguridad del personal y los pacientes.
También es notable -según la Organización Panamericana de Salud- la escasez de recursos necesarios para mantener sus operaciones.
Al existir pocos hospitales en funciones, recargan y presionan a los que mantienen sus puertas abiertas y no solo afectan las atenciones de urgencia, sino a los pacientes con enfermedades crónicas y embarazadas.
Los organismos internacionales mencionados donan medicamentos, material médico y equipos, además de suministros y material gastable al Centro Nacional de Transfusión Sanguínea para reanudar las actividades de análisis de sangre.
Dichas entidades sanitarias buscan la forma entregar combustible al Centro Nacional de Ambulancias para garantizar la continuidad de las operaciones, el trasiego de oxígeno y de alimentos.
La violencia, otro ingrediente de la crisis humanitaria
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos informó que la violencia sigue siendo hoy un problema en Haití, donde un promedio de 20 personas murieron cada día durante el primer semestre de 2024.
De acuerdo con datos divulgados por ese organismo, tres mil 661 ciudadanos fueron asesinados en ese lapso para un nivel superior comparado con igual período en 2023.
El órgano de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios en Haití (OCHA) denunció el deterioro socioeconómico del país a causa de la violencia y mostró más preocupación por la situación sin precedente que viven los ciudadanos en la zona Artibonite y Occidente.
Artibonite es el segundo departamento de Haití con mayor severidad de necesidades multisectoriales después de Occidente, precisó el organismo internacional en un documento citado por el diario Le Nouvelliste.
La ONU también expresó su alarma por la inseguridad y advirtió que Haití corre el riesgo de sufrir vulnerabilidad crónica ante la falta de fondos para la ayuda humanitaria. Los grupos armados ponen al borde del colapso los servicios básicos y sumieron a Haití en una crisis sin precedentes desde 2010.
La educación, la salud y el agua, la higiene y el saneamiento, que ya eran insuficientes para satisfacer las necesidades de la población local, empeoraron este complejo escenario.
Según la Organización Internacional para las Migraciones, casi 600 mil personas huyeron de los ataques de las pandillas. La mitad de los desplazados, que abandonaron Puerto Príncipe en busca de seguridad, se dirigieron al sur, donde la gran mayoría reside con familias de acogida que ya son económicamente vulnerables.
Hasta el momento, unos 300 mil casos de desnutrición y cinco millones de personas, o casi el 50 por ciento de la población de Haití, enfrentan inseguridad alimentaria aguda.
Ahora crece el temor que el epicentro de la actual crisis humanitaria se esté desplazando gradualmente a zonas que antes no eran propensas a la inseguridad provocada por las bandas criminales.
Para revertir la situación, es necesario que la comunidad internacional y los donantes aumenten los fondos para las operaciones de asistencia de las agencias de la ONU.