Por Gema Delagado
En el Norte de Gaza, donde apenas permiten el acceso de la ayuda humanitaria, uno de cada tres niños y niñas sufre desnutrición, en el sur lo padece el 10%, según datos de hace un par de semanas.
Más de la mitad de la población de la Franja de Gaza se enfrenta a unos niveles catastróficos de hambre. No es el resultado de un terremoto, ni de un tsunami, ni de un volcán, ni de la sequía extrema…, es un crimen de guerra planeado y perpetrado por Israel día a día durante los seis últimos meses.
El gobierno de Netanyahu programa la muerte desde sus despachos y aún no ha recibido ninguna sanción por ello. Mata desde la impunidad, lo sabe y no disimula su crueldad, como hicieron en la masacre de la harina. Matan directo y delante de todo el mundo aunque maten a los periodistas y no les dejen entrar; en los primeros 150 días ya habían muerte 103, el 70% palestinos. Suman y siguen. Se llama genocidio.
Los y las gazatíes dependen de la ayuda externa para sobrevivir, pero la que llega es insuficiente. James Elder, portavoz de UNICEF lo expresa con impotencia: “Hablemos claro: se está obstruyendo una ayuda que salva vidas (…). Llevo 20 años trabajando en la ONU y no he visto semejante nivel de destrucción en ningún lado. La profundidad del horror que se vive en Gaza sobrepasa nuestra capacidad para describirlo”.
Madres exhaustas y desesperadas que no tienen nada que dar a sus hijos, porque Netanyahu así lo ha decidido. El objetivo es crear la mayor destrucción posible, como armas de racimo.
Siembran muerte y dolor, lo riegan con sangre y cosecharán odio. De momento el único objetivo es la destrucción.
“Cuando un niño o una niña se dan cuenta de que sus padres ya no pueden protegerlos de las bombas y del hambre, algo muy profundo se rompe dentro de ellos. Eso es lo que está pasando en las familias de Gaza y se lee en la mirada de los niños”, explica el portavoz de la agencia de las Naciones Unidas que trabaja para defender los derechos de la infancia.
Israel es responsable de la muerte de más de 33.000 personas en Gaza, la mayoría mujeres, niñas y niños. Y ha dejado 80.000 heridos que no serán atendidos ni en los hospitales bombardeados, ni podrán evitar dolor e infecciones porque Israel no permiten que esos medicamentos lleguen.
Desde octubre, el ejército israelí ha matado a más de 196 trabajadores humanitarios; la mayoría trabajaban para la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, UNRWA, que dirige la mayor operación de ayuda en Gaza.
Los últimos han sido los siete trabajadores humanitarios de World Central Kitchen (WCK), la ONG fundada por el chef español José Andrés: sólo uno era palestino, el conductor, había una australiana, un polaco, un canadiense-estadounidense y tres británicos. Aquí las potencias afectadas se han enfadado y han pedido al primer ministro Israelí que lo investigue.
Rumbo a Gaza
La Coalición Internacional por la Flotilla de la Libertad lleva navegando a la Franja desde 2010 con el objetivo de romper el asedio a Gaza. Volverá a hacerlo en las próximas semanas. Irán en varios barcos y portará 5.500 toneladas de ayuda humanitaria y cientos de observadores internacionales de derechos humanos de diferentes naciones.
Saben que no es suficiente, que lo prioritario ahora es acabar con el asedio de Israel sobre Gaza. También son conscientes del poder de la respuesta de la sociedad civil, por eso, en la nota de prensa emitida esta mañana apelan a la movilización social: “Cuando los gobiernos fracasan, ¡nosotros navegamos!”
Flotilla internacional de ayuda civil para romper el asedio a Gaza
La Coalición Internacional por la Flotilla de la Libertad (FFC, por sus siglas en inglés) zarpará a mediados de abril con varios buques que transportarán 5.500 toneladas de ayuda humanitaria y cientos de observadores internacionales de derechos humanos para desafiar el actual bloqueo ilegal israelí de la Franja de Gaza.
Se trata de una misión de emergencia, ya que la situación en Gaza es desesperada, con hambruna en el norte de Gaza y hambre catastrófica en toda la Franja como resultado de la política deliberada del gobierno israelí de matar de hambre al pueblo palestino.
El tiempo es crítico, ya que los expertos predicen que el hambre y las enfermedades podrían cobrarse más vidas de las que han muerto en los bombardeos.
Llevar ayuda humanitaria a los palestinos de Gaza es urgente, pero no es suficiente. Debemos poner fin al bloqueo ilegal y mortífero de Israel, así como al control general de Gaza por parte de Israel. Permitir que Israel controle qué y cuánta ayuda humanitaria puede llegar a los palestinos de Gaza es como dejar que el zorro maneje el gallinero.
Y, sin embargo, esto es lo que la comunidad internacional de Estados está permitiendo al negarse a sancionar a Israel y a desafiar sus políticas genocidas para garantizar que llegue suficiente ayuda a la población civil atrapada, asediada y bombardeada.
El corredor marítimo de Chipre, el proyecto de muelle flotante estadounidense y las simbólicas entregas aéreas de alimentos son distracciones del hecho de que estos métodos de entrega de ayuda son insuficientes y siguen dejando a Israel en control de la ayuda que puede llegar al pueblo palestino, todo ello mientras Israel impide activamente que miles de camiones de ayuda entren en Gaza a través de los pasos fronterizos terrestres.
El 26 de enero, la Corte Internacional de Justicia dictaminó que “el Estado de Israel sigue obligado a cumplir plenamente las obligaciones que le incumben en virtud de la Convención sobre el Genocidio y de la citada Orden, entre otras cosas, garantizando la seguridad de los palestinos de la Franja de Gaza».
El 28 de marzo, la CIJ ordenó medidas preliminares adicionales, que incluían exigir a las fuerzas israelíes que dejaran de “impedir, mediante cualquier acción, la entrega de ayuda humanitaria que se necesita urgentemente” a los palestinos de Gaza.
Israel lleva mucho tiempo incumpliendo sus responsabilidades como potencia ocupante de garantizar la salud y el bienestar de los palestinos de Gaza y Cisjordania. Ahora, está llevando a cabo una conducta genocida a gran escala en Gaza y utilizando el hambre como arma de guerra.
Los dirigentes militares y políticos israelíes han declarado en repetidas ocasiones su intención de castigar colectivamente a toda la población de Gaza, incluso negándoles alimentos, agua y otras ayudas vitales. Por lo tanto, rechazamos el control de Israel sobre la ayuda humanitaria que puede entrar en Gaza y rechazamos cualquier inspección israelí de nuestra carga. Por la seguridad de todos y para garantizar que la ayuda llega a quienes la necesitan, la FFC llevará cientos de observadores humanitarios internacionales, de muchos países y diferentes orígenes.
“Las medidas preliminares de la Corte Internacional de Justicia ordenadas contra Israel son muy claras”, comenta Ismail Moola, de la Alianza de Solidaridad con Palestina de Sudáfrica, que forma parte de la Coalición de la Flotilla de la Libertad.
“La sentencia del Tribunal exige que todo el mundo ponga de su parte para detener el genocidio que se está produciendo en Gaza, incluido el acceso sin obstáculos a la ayuda vital. Mientras nuestros gobiernos no lideren estas respuestas humanitarias que se necesitan con urgencia, las personas con conciencia y nuestras organizaciones de base deben actuar para asumir el liderazgo. Cuando los gobiernos fracasan, ¡nosotros navegamos!».
La FFC es una coalición internacional no partidista de campañas que defienden la libertad y los derechos humanos. Navegamos desde 2010 con el objetivo de romper el bloqueo de Gaza, en solidaridad con las peticiones palestinas de libertad e igualdad.
Nuestras misiones de acciones directas no violentas apoyan la dignidad y la humanidad de la población palestina trabajando con socios de la sociedad civil, y no con ningún partido, facción o gobierno.
Para más información o para concertar entrevistas, póngase en contacto con los portavoces de los medios de comunicación de la Flotilla de la Libertad https://freedomflotilla.org/media-contacts/.