Por Ismael Sánchez Castillo
El conflicto del Sáhara Occidental es uno de los más antiguos y olvidados del mundo, y se complica aún más por el papel ambiguo de ciertos actores internacionales. Uno de estos actores es Francia, un país que ha mostrado un apoyo casi incondicional a Marruecos en su ocupación del Sáhara Occidental. Esta postura es inaceptable y merece una crítica profunda.
Francia ha mantenido históricamente relaciones estrechas con Marruecos, basadas en lazos económicos y estratégicos. La postura francesa, que apoya el plan de autonomía propuesto por Marruecos para el Sáhara Occidental, es un reflejo de estos intereses.
Este plan, sin embargo, no es más que una fachada que perpetúa la ocupación y niega al pueblo saharaui su derecho fundamental a la autodeterminación. Desde una perspectiva internacionalista y de defensa de los derechos humanos, es esencial cuestionar el apoyo de Francia a un régimen que perpetúa la opresión y la explotación de un pueblo.
El principio de autodeterminación es un derecho internacional fundamental, consagrado en la Carta de las Naciones Unidas y en varias resoluciones de la ONU. El pueblo saharaui, representado legítimamente por el Frente Polisario, ha sido claro en su deseo de independencia y en su rechazo al plan de autonomía de Marruecos.
La insistencia ahora de Francia en apoyar a Marruecos, ignorando las resoluciones de la ONU que piden un referéndum de autodeterminación, es una traición a los principios del derecho internacional y una bofetada a la justicia social.
Francia se enorgullece de ser un defensor de los derechos humanos y la democracia en el escenario mundial. Sin embargo, su posición en el conflicto del Sáhara Occidental revela una hipocresía preocupante.
Al respaldar a Marruecos, Francia está apoyando indirectamente la represión de los saharauis, incluyendo violaciones de derechos humanos documentadas, tales como arrestos arbitrarios, torturas y restricciones a la libertad de expresión. Esta postura no solo contradice los valores democráticos que Francia dice defender, sino que también socava su credibilidad en el escenario internacional.
El papel del Frente Polisario y la lucha por la independencia
El Frente Polisario es el representante legítimo del pueblo saharaui en su lucha por la independencia. Francia debería reconocer y respetar el derecho del Frente Polisario a abogar por la autodeterminación del Sáhara Occidental.
La resistencia saharaui no es solo una cuestión de territorio; es una lucha contra el neocolonialismo y por la dignidad de un pueblo.
Francia, como antigua potencia colonial, debería ser especialmente sensible a esta lucha y apoyar un proceso que permita a los saharauis decidir su propio destino, en lugar de alinearse con el ocupante.
Es imperativo que Francia reconsidere su posición y adopte una postura que esté en consonancia con los principios de justicia y autodeterminación. La comunidad internacional debe presionar a Francia para que deje de apoyar la ocupación marroquí y respalde la independencia del Sáhara Occidental, país aún pendiente de descolonización.
La independencia del Sáhara no solo es un imperativo moral, sino también una cuestión de coherencia con los valores de libertad y justicia que Francia y otros países democráticos proclaman defender.
El silencio y la inacción no son opciones cuando se trata de la autodeterminación de un pueblo. Es hora de que Francia se ponga del lado correcto de la historia y apoye la lucha justa del pueblo saharaui.