Por David Comissiong, Embajador de Barbados en Caricom

   La Iniciativa Bridgetown es aquel compendio de ideas y demandas dirigidas a reorientar el sistema económico y financiero internacional hacia la prestación de más apoyo y un trato más justo para los países en desarrollo; la puesta a disposición de los países en desarrollo de más recursos financieros para ayudar a los países en desarrollo a adaptarse a la crisis climática; ayudar a los países en desarrollo a hacer que sus economías sean más resistentes y a la “prueba de shock” de los efectos de los desastres naturales; y proporcionando los recursos que los países en desarrollo necesitan para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS).

   La Iniciativa Bridgetown surgió de un retiro de alto nivel que se celebró en Barbados a finales de julio de 2022, y su campeón es el Gobierno de Barbados y, en particular, la primera ministra Mia Amor Mottley.

   En los últimos dos años, la Iniciativa Bridgetown y la defensa sostenida que la rodean han contribuido significativamente a varios avances extremadamente importantes para las pequeñas naciones en desarrollo como Barbados y los Estados miembros de la Comunidad Caribeña (Caricom).

   Uno de los avances más fundamentales ha sido asegurar la aceptación generalizada de la idea de que las cláusulas de la deuda deben insertarse en los instrumentos de deuda de los países en desarrollo, de manera que, si el país es golpeado por un desastre natural o una pandemia, tendría derecho a pausar sus pagos de deuda durante un período de dos años mientras toma medidas para recuperarse del desastre.

   Otros avances significativos son los siguientes:

1. Después de muchas exhortaciones concertadas, el Fondo Monetario Internacional (FMI) finalmente creó la «Confianza de la Resiliencia y la Sostenibilidad», poniendo así a disposición de los países en desarrollo financiación de desarrollo y de resiliencia al cambio de condiciones extremadamente favorables. (Barbados, cabe señalar, fue el primer país que se benefició de este nuevo programa).

2. El Fondo de Pérdida y Daños se lanzó finalmente a las Naciones Unidas en la COP28 con un compromiso inicial de 700 millones de dólares;

3. El Grupo de Estados desarrollados del G20 se ha comprometido a re-canalizar más de 100 mil millones de dólares de sus activos financieros del FMI, conocidos como «Derechos Especiales de Retiro» para mecanismos de financiación destinados a proporcionar desarrollo y financiación relacionada con el clima a los países en desarrollo;

4. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial y otros prestamistas oficiales del sector están incluyendo ahora cláusulas de desastres naturales en una serie de acuerdos de préstamos nuevos y existentes;

5. El Banco Asiático de Desarrollo (BAsD) ha desbloqueado 100 mil millones de dólares adicionales de préstamos simplemente mediante la realización de reformas internas de su Marco de Adequacia de Capital, como instó la Iniciativa Bridgetown;

6. El Banco Africano de Desarrollo (AfDB) está ahora aumentando préstamos mediante la captación de capital híbrido de inversores privados, como instó la Iniciativa Bridgetown.

7. De conformidad con las recomendaciones de la Iniciativa Bridgetown, el Banco Mundial se ha comprometido a triplicar su capacidad de garantía y otros proveedores de garantías están aumentando sus ofertas en moneda local, haciendo así el crédito más accesible a los países en desarrollo y a plazos más razonables, y

8. Las Naciones Unidas han aceptado finalmente que un índice de “Vulnerabilidad Multidimensional” que se centra en gran medida en la vulnerabilidad a la crisis climática, debe ser el instrumento para determinar si un país debe tener acceso a financiación en condiciones favorables, en lugar de la práctica cruda e inexacta de medir el Producto Interno Bruto per cápita.

   Por muy significativa que hayan sido estos logros, la Iniciativa Bridgetown no descansa en sus laureles, y Bridgetown 3.0 ha llegado a exigir que se establezcan nuevas fuentes de financiación progresiva no sólo para fortalecer el Fondo de Pérdida y Daños de las Naciones Unidas, sino también para proporcionar los fondos necesarios para asegurar tales «Ciudados Públicos Globales) como mitigación del calentamiento global, la preservación de la biodiversidad del mundo y la provisión de seguridad alimentaria, las necesidades de agua dulce, educación, educación, salud y vivienda de la masa de la humanidad.

   Algunas de las nuevas medidas que Bridgetown 3.0 pide son un impuesto internacional sobre los súper ricos; la aplicación de impuestos a beneficios inesperados de compañías de combustibles fósiles; la aplicación de un impuesto sobre las emisiones a los sectores industriales productores de gases de efecto invernadero como la aviación y el transporte marítimo; y un impuesto a ciertas transacciones financieras internacionales.

   En esta breve nota no es posible esbozar todas las demandas de que Bridgetown 3.0 está avanzando bajo los tres epígrafes de «Cambiar las Reglas del Juego», «Shock Proof Economies», y «Aumentar dramáticamente la financiación para los ODS y la Acción Climática».

   Recomendaría sinceramente que los ciudadanos de Barbados y del Caribe en general se tomen el tiempo y hagan el esfuerzo de informarse plenamente de los detalles de la Iniciativa Bridgetown, ya que al hacerlo, experimentarán una sensación de enorme orgullo por el papel que nuestra civilización caribeña está desempeñando hoy en los asuntos mundiales y obtendrán valiosas ideas sobre posibles formas de resolver las crisis existenciales de la humanidad.