El colectivo Malditas las Guerras organizó el 1 de diciembre el acto titulado UE-OTAN. Subordinación, corrupción y guerra en la Sociedad Coral El Micalet de Valencia, con la participación del politólogo y analista Manolo Monereo y el periodista y escritor, autor de Prohibido dudar. Las diez semanas en que Ucrania cambió el mundo (Akal, 2022), Pascual Serrano.
El escalamiento belicista tiene lugar asimismo en el estado español; el periódico La Vanguardia informó el 30 de noviembre sobre los compromisos de gasto militar aprobados por el Gobierno de España, a través del Consejo de Ministros, “sin apenas debate político”, durante los últimos años: más de 60.000 millones de euros entre junio de 2018 -cuando el socialista Pedro Sánchez accedió a la presidencia- y noviembre de 2025 (el horizonte fijado para el gasto es 2042).
Además de este ejemplo en el estado español, el inspector de trabajo y profesor en la Universitat de València, Héctor Illueca, ha destacado -en la presentación- la actual fase de efervescencia militar en la UE; en Francia, el presidente de la República, Emmanuel Macron, ha anunciado un servicio militar voluntario de 10 meses, para jóvenes entre 18 y 19 años, que se desarrollará en territorio francés; el salario previsto comprende entre 900 y 1.000 euros mensuales.
El colaborador de la revista El Viejo Topo y autor del libro Oligarquía o democracia. España, nuestro futuro (2020), Manolo Monereo, introduce cifras del SIPRI que tal vez contribuyan a desmentir (supuestas) amenazas; el gasto militar de Estados Unidos sumó 997.000 millones de dólares en 2024, lo que representa el 37% del total mundial el mismo año; los integrantes europeos de la OTAN gastaron 454.000 millones de dólares en 2024; mientras, el gasto militar de Rusia sumó 149.000 millones.
A escala global, ¿dónde está el problema de fondo? Según Monereo, “Nos hallamos en una etapa de Transición hacia un Nuevo Orden Internacional, con una crisis de hegemonía de la potencia dominante: Estados Unidos; desde que empezó la Transición, la guerra está en el centro del problema”; por tanto, la disyuntiva se manifiesta de manera clara: o se da un proceso de paz, o continuarán avanzando la guerra y el rearme.
¿Aumentar el gasto en defensa lleva a un incremento de la seguridad? El discurso oficial responde de manera afirmativa; el periodista Pascual Serrano niega que así ocurra, basándose en el Índice Global de Paz-2025 que realiza el Instituto para la Economía y la Paz (IEP); según este análisis, los países más pacíficos del mundo son Islandia, Irlanda, Nueva Zelanda, Austria y Suiza (Islandia es el único país de la OTAN que no tiene ejército);
A una conclusión similar llegó el secretario general de la ONU, António Guterres, el pasado 9 de septiembre durante la presentación de un informe de Naciones Unidas: “El gasto militar de 2024 es 13 veces mayor que la cantidad de ayuda oficial al desarrollo de los países más ricos del mundo a las naciones más atrasadas”; ese día el ejército israelí bombardeó la capital catarí, Doha, y asesinó a cinco integrantes de la milicia Hamás.
En el acto UE-OTAN. Subordinación, corrupción y guerra, Pascual Serrano ha recordado las afirmaciones a finales de noviembre de Kaja Kallas, quien responsabilizó a Rusia de atacar a más de 19 países en los últimos 100 años, “en algunos casos tres o cuatro veces”.
Respondió a las citadas declaraciones la portavoz de, Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, quien citó como ejemplo las agresiones de Alemania durante el último siglo; entre otras, la anexión de Austria (1938); la crisis de los Sudetes y toma de partes de Checoslovaquia (1938); el ataque a Polonia en 1939, que dio inicio a la Segunda Guerra Mundial; o una acometida más reciente, que tuvo lugar en 2001: Alemania participó con Estados Unidos y la OTAN en la guerra de Afganistán.