viernes 15 de noviembre de 2024
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Las promesas sobre Cuba en tiempos de elecciones en EEUU

(Al Mayadeen): De los resultados en noviembre, y sobre todo de la estrategia que asuma el ganador, dependerá el futuro de la política hacia Cuba. Sin embargo, con más de seis décadas de obsesión frustrada por controlar los destinos de la isla, son poco probables cambios profundos.

Por Diana Valido Cernuda

Estados Unidos vivirá sus próximas elecciones presidenciales en noviembre, y como sucede cada cuatro años, sea cual sea el resultado, impactará de manera contundente en otro país: Cuba. La nación que más ha sufrido los efectos de la política hostil de Washington durante más de 60 años, sin importar que ocupe la Casa Blanca un demócrata o un republicano.
Hasta hace pocos días se enfrentaban dos contendientes, de los cuales la Isla ya conoce bien su gestión. Por un lado Donald Trump, quien se encargó de eliminar todos los avances diplomáticos y bilaterales logrados en los últimos meses del mandato de Barack Obama. Por otro lado Joe Biden, quien prometió durante la anterior campaña cambiar la política hacia Cuba y en la práctica no modificó prácticamente nada.
Ahora el actual presidente abandonó la candidatura y propuso en su lugar a la vicepresidenta Kamala Harris, pero el programa de campaña probablemente sea el mismo y la inacción hacia la Habana es posible que permanezca.
Cuba: la obsesión que comenzó hace tres siglos
Pocos países han tenido una presencia tan destacada en las elecciones estadounidenses a lo largo de los años como Cuba. Desde la primera campaña presidencial tras el triunfo de la revolución en 1959 hasta las elecciones de 2020, los candidatos han planteado la cuestión ya sea para criticar a su oponente por ser blando con Cuba y la política exterior en general, o para atraer a los votantes cubanoamericanos en el estado en disputa de Florida.
Como ha demostrado la historia electoral de Estados Unidos en las últimas seis décadas, existe una especie de obsesión en los presidentes de ese país en cuanto a cimentar su legado respecto a Cuba.
De acuerdo con el profesor e investigador del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos de la Universidad de la Habana, Hassan Pérez Casabona, después de la victoria revolucionaria de 1959, de una manera u otra, “todos los presidentes han tenido la tentación de querer decir que van a poner fin a la Cuba comunista, que van a recolocarla en la órbita de dominación hemisférica que es la gran pretensión estadounidense”.
Esta necesidad de interferir en el destino de Cuba se remonta dos siglos atrás. “Las políticas implementadas por Estados Unidos con la doctrina Monroe, con la política de la Fruta Madura en 1823, luego con el panamericanismo, cuando José Martí alerta en 1891 de todo lo que se fragua en Washington para caer con ese tentáculo en las tierras de América e impedir la independencia”, explica el experto cubano.
En las primeras décadas del siglo XX Estados Unidos se empeñó en construir un sistema de dominación con carácter intervencionista que tiene su piedra angular en la Organización de Estados Americanos (OEA). La Revolución Cubana llegó para quebrar ese modelo de dominación hemisférica estadounidense.
Una investigación del 2024 realizada por el Quincy Institute Responsible Statecraft muestra que en años electorales de Estados Unidos, es mucho más probable que las políticas estén motivadas por preocupaciones para ganar mayoría de votos, que resulta en sanciones más duras o el fin de los esfuerzos por mejorar las relaciones. De las 16 elecciones que ocurrieron entre 1960 y 2020, en seis de ellas, los presidentes en funciones endurecieron las sanciones contra Cuba.
Trump quiere llevarse el crédito de destruir a la Revolución Cubana
Cuando se anunció el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos en 2017, dos candidatos republicanos del total de 17 que se presentaron para las elecciones de 2016, reconocieron el nuevo status de los vínculos. Uno de ellos fue Donald Trump. En aquella ocasión, el republicano argumentó que de llegar al poder, lograría un mejor acuerdo con el gobierno cubano y llegó a mencionar la posibilidad de abrir un hotel en la isla.
Por conveniencia política esa posición la cambió al final de la contienda de 2016, cuando estableció una alianza con la extrema derecha anticubana, para beneficiarse de su maquinaria electoral al sur de la Florida. A partir de ese momento, el entonces candidato presidencial se movió hacia el otro extremo e incrementó el discurso ofensivo contra la Revolución Cubana y sus líderes históricos.
Una vez que llegó al poder, empezó a cumplir con esas promesas que le hizo a la derecha cubanoamericana de la Florida. El supuesto incidente de los ataques sónicos, un asunto nunca confirmado con investigaciones científicas realizadas por los propios expertos cubanos y estadounidenses, constituyó la primera excusa para que el Departamento de Estado emitiera una advertencia aconsejando a los ciudadanos estadounidenses que no viajaran a la Isla y posteriormente cerrar casi todos los servicios de la embajada en la Habana.
En opinión del investigador Hassan Pérez Casabona, el mandato anterior de Trump (2017-2021) fue nefasto para Cuba porque se encargó de desmontar el avance alcanzado en los meses finales de la doble administración del presidente Obama.
Trump instauró unas 243 medidas que impactan de una u otra forma en todos los sectores de la sociedad y la economía cubana, y al mismo tiempo tiran por la borda todo el proceso de diálogo bilateral.
“Hay que tener en cuenta que es Trump quien activa el título 3 de la ley Helms Burton, algo que no habían hecho ninguno de sus predecesores en el despacho oval. Es Trump quien prácticamente clausura o condena, si bien no desaparecieron, pero pone en inacción buena parte de los 23 memorandos de entendimiento que se habían suscrito a partir del anuncio del 17 de diciembre de 2014 y que tuvieron lugar hasta los últimos días de la gestión de Obama en la Casa Blanca”, explica Hassan.
De esta forma, el gobierno de Trump limitó los viajes a Cuba y el monto de las remesas. Reimpuso la medida que impide la importación a territorio cubano de productos de cualquier país que contengan más de un 10% de componentes estadounidenses. Con el interés de afectar uno de los principales rubros exportables, prohibió la importación en EEUU de ron y tabaco de origen cubano.
La administración de Donald Trump incluyó a 231 empresas cubanas en una lista de Entidades Restringidas por el Departamento de Estado, con las cuales personas sujetas a la jurisdicción estadounidense tienen prohibido realizar transacciones financieras directas, todo ello con el propósito de obstaculizar el comercio exterior y la exportación de bienes y servicios.
Durante ese período el gobierno estadounidense lanzó una persecución contra aseguradoras vinculadas al transporte de combustibles que comerciaran con Cuba. Solo en 2019 fueron penalizadas 53 embarcaciones y 27 compañías por haber tenido vínculos con La Habana.
Los ejemplos citados anteriormente son solo la punta del iceberg pero las medidas en su totalidad buscaban cercar cualquier acción financiera del gobierno cubano.
De acuerdo con el investigador cubano Pérez Casabona, la medida más crítica impuesta por el republicano es la inclusión de la isla en la lista de países patrocinadores del terrorismo.
“El efecto más nefasto es cuando nos recoloca ocho días antes de abandonar la Casa Blanca en la lista de países patrocinadores del terrorismo, una verdadera falacia sin ningún tipo de prueba contra un país como Cuba que ha hecho tanto por la promoción de la paz. Trump nos pone de nuevo en la lista de países patrocinadores del terrorismo, de la cual Obama había tenido la decencia y la valentía de excluirnos. La primera vez que Cuba fue colocada dentro de este instrumento fue en 1982 durante la administración de Ronald Reagan. Este fue un mecanismo que se creó en 1979.”, argumenta Hassan.
Si se analizan los resultados de la gestión del republicano en torno a Cuba y el tono beligerante de las recientes declaraciones, fácilmente se puede llegar a la conclusión de que Trump busca terminar el trabajo, llevarse el mérito de haber destruido a la Revolución Cubana.
“Cuando estaba en la Casa Blanca anulé el acuerdo de Obama con la dictadura cubana y reimpuse duras sanciones a ese régimen que ellos (refiriéndose al gobierno de Biden) estaban dispuestos a romper”, expresó Trump recientemente en un acto de campaña en la Florida.
El republicano ha sido muy enérgico al señalar supuestas debilidades de la administración Biden en cuanto a lo acontecido con Cuba y ha estado prometiendo, fundamentalmente en esos grupos que sienten un mayor odio hacia Cuba en el sur de la Florida, que él derrocaría a la Revolución prácticamente de inmediato.
“Joe Biden es débil y blando con los comunistas cubanos, como saben muchos de ustedes aquí, él abandonó la valiente disidencia cubana, mientras el pueblo cubano sufre y muere de hambre en Cuba, todo se habría resuelto muy rápidamente conmigo como presidente. Volveré a apoyar al pueblo de Cuba en su larga búsqueda por la justicia y la libertad”, argumentó en ese mismo discurso Trump.
El profesor Hassan Pérez Casabona considera que si el hoy candidato Donald Trump obtuviera la victoria en las presidenciales del 5 de noviembre se avizora un escenario profundamente negativo no solo para Cuba sino para América Latina y otras regiones.
“Trump es un hombre que desprecia la negociación, los instrumentos multilaterales. No acepta el papel de jerarquía que posee la organización de Naciones Unidas y eso identifica un escenario muy complejo, porque él basa sus preceptos para el diálogo con la amenaza, el uso de la fuerza y el hecho de aplicar sanciones y medidas coercitivas”, considera Casabona.
El investigador cubano opina también que la nación caribeña ya está acostumbrada a lidiar con ese tipo de política hostil. “No es la primera vez que tenemos que lidiar con un hombre como Trump, Ronald Reagan o los Bush padre e hijo, pero sin dudas es un escenario complejo”, afirma el experto.
Biden y las promesas incumplidas sobre Cuba
El triunfo de Joe Biden en las elecciones presidenciales de 2020 significaba para Cuba una posible mejoría teniendo en cuenta su gestión anterior como vicepresidente de Barack Obama y sus declaraciones en campaña cuando anunció que “trataría de revertir las políticas fallidas de Trump que infligieron daño a los cubanos y sus familias”.
Una vez que llegó a la presidencia, eliminó varias políticas de Trump, pero ninguna relacionada con Cuba, al menos no en el inicio.
“Biden mantuvo intactas las 243 sanciones aplicadas. No sacó a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, si bien nos excluyó de aquellos que no cooperan que es un listado bastante menor con respecto al primero, mantuvo en vigor todo el esquema de sanciones de Trump”, explicó Hassan Pérez quien consideró además que a Biden le faltó el impulso para entender que tenía una oportunidad para afianzar lo que se había logrado durante los meses finales del mandato de Obama.
En 2022 el Departamento de Estado de Estados Unidos anunció una serie de medidas con el presunto objetivo de apoyar al pueblo cubano. Se restablecieron los vuelos comerciales en varias provincias además de La Habana, se suspendieron los límites a las remesas y se autorizaron ciertos tipos de viajes al país aunque el turismo estadounidense a Cuba se mantiene prohibido.
De igual forma se restableció el Programa de Libertad Condicional para la Reunificación Familiar Cubana (CFRP, por sus siglas en inglés), así como el aumento de los servicios consulares y el procesamiento de visas.
El gobierno de Cuba calificó las medidas como “un paso limitado en la dirección correcta”. Sin embargo, la inacción en la que se ha mantenido la actual administración estadounidense dos años después confirma que Washington no pretende modificar nada relacionado con la política hacia La Habana.
“Nosotros tenemos la convicción de que esta actual administración no tiene ninguna voluntad en cambiar la situación hacia Cuba”, expresó el presidente cubano Miguel Díaz-Canel en una entrevista con el periodista franco-español Ignacio Ramonet este año, en la cual también se refirió a la actitud que asumió la Casa Blanca respecto a la nación caribeña durante la pandemia de la Covid-19.
“La Administración Biden ha tenido expresiones y acciones muy perversas contra Cuba”, denunció el mandatario al asegurar que, en plena pandemia, Washington presionó a empresas productoras de oxígeno medicinal “para que no llegara ese oxígeno a Cuba”.
El presidente cubano también ha señalado que para disminuir los flujos migratorios procedentes de la isla que se han incrementado en los últimos tres años, la cuestión central es aliviar las sanciones y dejar atrás la política de máxima presión con la cual intentan asfixiar la economía cubana. A pesar de ello, Biden solo llegó hasta las medidas de corto alcance anunciadas en 2022.
No obstante, el gobierno cubano ha trasmitido “por vías directas e indirectas” a la actual administración su disposición a sentarse “en una mesa en igualdad de condiciones, sin imposiciones y sin condicionamientos para hablar de todos los temas que tienen que ver con la relación entre Cuba y los Estados Unidos”.
Kamala Harris: la nueva propuesta demócrata
El reemplazo de Kamala Harris por Joe Biden en la candidatura demócrata pone la mirada de análisis sobre la posición de la actual vicepresidenta en relación a Cuba.
En 2019, en su condición de precandidata presidencial por el Partido Demócrata para los comicios de 2020, el equipo de Kamala Harris respondió al medio Tampa Bay Times, la visión de la candidata sobre el bloqueo estadounidense contra Cuba.
Tiempo después, cuando ya era la compañera de fórmula de Joe Biden, declaró en una entrevista con la agencia EFE, que si ganaban las elecciones de 2020, eliminarían las medidas de Trump impuestas sobre Cuba, algo que como sabemos, no cumplieron.
“Nosotros -expresó Harris- daremos marcha atrás en las políticas fallidas de Trump.” En la misma entrevista reiteró la posición tradicional de injerencia estadunidense en los asuntos internos cubanos al declarar que “exigiría el cumplimiento de los derechos humanos como una pieza central en la relación diplomática”.
En un escenario donde Kamala Harris se mantenga como la candidata demócrata e incluso logre ganar las elecciones presidenciales, no existen garantías de que una vez en el despacho oval retome el camino emprendido por Obama, en relación a los avances diplomáticos con la Isla.
Para Cuba, los cuatro años nefastos de Donald Trump y la inacción de Joe Biden en el periodo siguiente, representaron un daño inconmensurable a su tejido social que ha sufrido los efectos de una migración incrementada y graves afectaciones a la economía.
“Obama demostró que sin abandonar la pretensión de que la revolución colapsara, porque esto no lo abandonó nunca, se podía avanzar mediante el respeto mutuo del otro como un interlocutor válido”, opina Hassan Pérez, al enfatizar que todo lo que acontezca en los próximos meses tiene un profundo carácter electoral.
De los resultados en noviembre, y sobre todo de la estrategia que asuma el ganador, dependerá el futuro de la política hacia Cuba. Sin embargo, con más de seis décadas de obsesión frustrada por controlar los destinos de la isla, son poco probables cambios profundos.

Identificador Sitio web Ecos del Sur
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Al Mayadeen

La Red de Al Mayadeen es un Canal satelital árabe informativo independiente. Salió al aire el día 11 de junio del 2012 y su sede central radica en la capital libanesa, Beirut. El Canal transmite las 24 horas del día, y difunde más de diez boletines de noticias por día y 17 programas diversos. Sus corresponsales se encuentran en las grandes capitales, y en los diferentes países de la región y del mundo,
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