«No sé cómo los británicos se quitarán esto de encima», declaró el canciller, quien al mismo tiempo reconoció la capacidad de Londres para eludir las consecuencias de sus acciones.
Según Lavrov, Reino Unido ya no conserva ni su antiguo poder económico ni el militar —»que es relativamente débil»—, y el país no puede gestionar al 100 % sus propios arsenales nucleares, de ahí sus ganas de «compensarlo de alguna manera».
El Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) frustró una operación de inteligencia militar ucraniana y agentes británicos para secuestrar un MiG-31, portador de un misil hipersónico Kinzhal. El organismo indicó que el plan ucraniano tenía como objetivo crear una provocación contra la mayor base aérea de la OTAN en el sureste de Europa, situada en la ciudad rumana de Constanza.
De acuerdo con el plan, los pilotos debían llevar el caza al extranjero; desde allí los agentes lo llevarían a la base de Constanza, donde debía ser derribado por los medios de defensa antiaérea.