La jerarquía de la Iglesia católica alertó sobre el impacto que están teniendo las actuales medidas económicas y las políticas públicas sobre los sectores más vulnerables de la población.
“A muchos abuelos y abuelas se les presenta el drama de elegir entre comer o comprar los medicamentos porque la jubilación no alcanza; cierran comedores comunitarios por falta de asistencia y muchos vecinos se quedan sin la posibilidad de esa comida en el día”, advirtieron los obispos en el cierre de la 124° Asamblea Plenaria del Episcopado.
«En tiempos difíciles, amar a los demás y alegrar sus vidas», se titula el documento que difundió el Episcopado tras los debates que se realizaron durante toda la semana.
De los planteos de los obispos se desprende un duro cuestionamiento a las consecuencias del modelo que está aplicando el gobierno de Javier Milei. En particular, destacaron tres cuestiones que les preocupan en el actual contexto económico y social del país: el avance del narcotráfico, el drama de los jubilados y el desfinanciamiento de comedores populares.
«Hay muchas situaciones que atentan contra la dignidad infinita de la persona humana -apuntaron-, como, por ejemplo: avanza la pandemia silenciosa del narcotráfico, que utiliza a los pobres como material de descarte, que promueve el sicariato, que seduce con dinero manchado de sangre a miembros del ámbito político, de la Justicia y del mundo empresarial.»
Los sacerdotes advirtieron sobre la interrupción de planes y medidas de integración social que venía desarrollando el Estado.
«Asistimos a la discontinuidad de políticas públicas de integración de barrios populares, logradas con el consenso de gobiernos de distintos signos políticos y representantes legislativos; también familias despojadas de su tierra natal en beneficio de intereses económicos; hermanos que pierden su trabajo, que sienten que su vida está de sobra, y que no pueden poner el hombro en la construcción de la Patria”, consideraron.
En ese sentido, aludieron al cierre de comedores comunitarios y a la caída del poder adquisitivo de las jubilaciones, que empuja a “muchos abuelos y abuelas» al «drama de elegir entre comer o comprar medicamentos».
También reiteraron su rechazo al aborto, con los argumentos habituales, y lo vincularon con la desatención de las infancias. «Se ataca la vida inocente que no ha nacido, y, a la vez, la igualmente sagrada vida de millones de niños y niñas ya nacidos que se debaten entre la miseria y la marginación», sostuvieron.
El documento del Episcopado destacó que «son tiempos complejos, por momentos contradictorios, en los que conviven una esperanza y paciencia honda de nuestro pueblo, que habla de su grandeza de corazón, con una incertidumbre y una creciente vulnerabilidad de las personas».
«En el actual contexto económico y social argentino es fundamental sostenernos en esa alegría, una alegría profunda y duradera, la que nace del encuentro con el Señor. Es una alegría que nos libera de la desesperanza y del desaliento, evitando transformarnos en profetas de calamidades que sólo desparraman pánico y angustia», manifestaron.
Los religiosos llamaron a «tomar partido por los más frágiles, defender su dignidad». Por contraste, apuntaron contra «la actitud de quienes tienen las manos en los bolsillos y no se dejan conmover por la pobreza, y los que tienen las manos manchadas por la complicidad».