Por Emir Olivares y Alonso Urrutia
Descartó que sean ciertos los amagos de que esta reforma afectaría el Tratado México-Estados Unidos-Canadá, y aun cuando así fuera, subrayó: “México es una patria libre, independiente y soberana, eso está por encima de cualquier tratado”.
El mandatario federal señaló que no hay ningún enojo o enfrentamiento con el embajador de Estados Unidos -quien la semana pasada manifestó su abierto rechazo a la mencionada reforma y se dijo dispuesto a diálogo sobre el tema-, pero enfatizó que no puede opinar ni pedir diálogo al respecto.
“No, si no es pleito, es nada más aclarar que somos países independientes y soberanos, muy respetuosos de nuestra relación de amistad, de cooperación; pero no es posible que un embajador extranjero opine lo que está bien o lo que está mal en nuestro país, esa no es la función de un embajador (…) Diálogo siempre debe de haber, el asunto es que los temas relacionados con México, pues nos corresponden a nosotros”.
Insistió que no pueden venir extranjeros, ningún gobierno extranjero a tratar asuntos que sólo corresponden únicamente a los mexicanos. “Es un principio básico de independencia, de soberanía. Es como si yo pido ir a Washington a dialogar sobre la venta de armamentos para hacer la guerra en el mundo. ¿Qué me tengo yo qué meter?”
-¿Este tema no lo tocaría con él? -se le preguntó al mandatario.
-No, esto es un asunto de los mexicanos y se está resolviendo en las instituciones de nuestro país -dejó claro.
El uso del T-MEC (Tratado de Libre Comercio entre México. Estados Unidos y Canadá), dijo, es una forma de tratar de “darle la vuelta”, ante lo que acotó: “si el tratado no es para que nosotros cedamos nuestra soberanía, el tratado es comercial, es para tener una muy buena relación económica y comercial que nos conviene a las dos naciones, pero no es para que México se convierta en un apéndice, en una colonia, en un estado asociado”.
Y agregó: “Aun en el caso, que no es real, de que hubiese sanciones a México, nosotros los mexicanos tenemos que poner por delante nuestra soberanía. O sea, no podemos someternos. Es la historia de México, es el sacrificio de mucha gente por lograr una patria libre, independiente, soberana, eso está por encima de cualquier tratado”.
Citando al “filósofo” Cantinflas, el jefe del Ejecutivo reafirmó que “ahí está el detalle: en que aprendamos a respetarnos. Ahí está la clave de todo, nos necesitamos mutuamente para crecer, nos ha ido muy bien (a México, a Estados Unidos y a Canadá), nos va a seguir yendo muy bien, pero todavía existe esa inercia que viene de tiempo atrás de no respetar la independencia, la soberanía de los pueblos. Pero yo no pierdo la fe, porque soy un hombre de fe”.
Reiteró que no se trata de una diferencia con el embajador Salazar. “No es ningún pleito, es nada más poner las cosas en claro. Además, nosotros no podemos violar nuestra Constitución (que) establece el principio de la no intervención y de la autodeterminación de los pueblos.
¿Cómo a estas horas, en estos tiempos vamos a dar marcha atrás en principios que son fundamentales? Y no es ningún pleito con el embajador, él es una muy buena persona, es una política y no siempre vamos a coincidir”.