La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) no podía mantenerse callada ante el evidente mensaje de distanciamiento que emitió horas antes el representante del gobierno de Joe Biden, durante una conferencia de prensa en la residencia del embajador: ahí, Salazar no solo sentenció que la política de “abrazos, no balazos” no funcionó, sino que acusó a los gobiernos mexicanos de negar la realidad sobre la situación de violencia y de inseguridad que impera en el país.
En los últimos meses, la relación de Salazar con López Obrador y Sheinbaum llegó a un punto de quiebre, primero por sus críticas respecto a la reforma al poder judicial, y luego por la captura de Joaquín Guzmán López e Ismael “El Mayo” Zambada, dos líderes del Cártel de Sinaloa, pues ambos presidentes de México atribuyeron a Estados Unidos el “secuestro” y la explosión de violencia que derivó de él en Sinaloa.
En un escueto boletín, la Cancillería mexicana indicó que envió una “nota diplomática a la Embajada de Estados Unidos en México por las declaraciones realizadas por el embajador Ken Salazar durante la conferencia de prensa que tuvo lugar este miércoles 13 de noviembre” y se limitó a decir que “en la nota, México manifestó su extrañamiento por los mensajes emitidos por el actual embajador de Estados Unidos en nuestro país”.
Frente a reporteros de la prensa mexicana, Salazar se quejó abiertamente de que López Obrador cerró la puerta a la colaboración con su gobierno en materia de seguridad por “razones ideológicas” y exhortó a Sheinbaum a no aplicar la “austeridad republicana” en este ámbito, so pena de empeorar la situación y de favorecer la corrupción en los cuerpos policiales, las fiscalías y los gobiernos estatales.
El tono y el contenido de las declaraciones de Salazar ilustraron la intención de marcar una ruptura entre su gobierno y los de la llamada Cuarta Transformación, a dos meses de que Joe Biden entregue la presidencia de Estados Unidos a Donald Trump.