Esto representa un enorme retroceso para Washington, que hasta ahora, consideraba a Níger como la pieza central de sus operaciones militares en todo el norte y oeste de África.
Una cadena de bases militares y puestos fronterizos estadounidenses atraviesa el Sahel, con el objetivo de obstaculizar las relaciones cada vez más estrechas de África con socios comerciales alternativos como China y Rusia.
El gobierno militar de transición de Níger, que cuenta con apoyo popular -el Consejo Nacional para la Salvaguardia de la Patria(CNSP, por su sigla en inglés)- que llegó al poder en julio de 2023, luego de derrocar al títere proyanqui, Mohamad Bazoum, revocó el acuerdo militar “con efecto inmediato”, después de que una delegación formada por altas autoridades del Pentágono y del Departamento de Estado viajara a la capital de Níger, Niamey, y amenazara al CNSP por sus crecientes relaciones con Rusia e Irán.
“Níger lamenta la intención de la delegación estadounidense de negar el derecho a elegir a sus socios al pueblo soberano nigeriano”, señaló un portavoz del gobierno en un discurso televisado, cancelando el acuerdo militar y denunciando la “actitud condescendiente” de los diplomáticos estadounidenses.
Estados Unidos se enfrenta ahora a la posibilidad de perder tres bases militares, incluida una de las instalaciones de drones más grandes del mundo, ubicada en la ciudad de Agadez, y en definitiva, su principal punto de apoyo estratégico en la vasta región del Sahel.
Actualmente, autoridades estadounidenses se están esforzando por encontrar vías diplomáticas para salvar cierta presencia militar.
A menos que Níger revierta el rumbo, Estados Unidos se enfrenta a perder mucho más que una plataforma de operaciones para sus programas de espionaje de asesinatos y vigilancia con aviones no tripulados.
Estas bases también constituyen centros anti inmigratorios diseñados para reprimir la migración africana al norte, en dirección a Europa, y a la vez, son plataformas que permiten que el poder estadounidense se extienda al sur, hacia el Golfo de Guinea, donde se concentra el 60% de la producción petrolera de África.
‘No podemos permitir que China o Rusia se conviertan en el socio preferido en asuntos comerciales o de seguridad’
Días después de regresar del fiasco diplomático estadounidense, dos altos cargos de la comitiva fracasada -incluido el comandante del Comando Africano de EE UU (AFRICOM), el general Michael Langley- testificaron ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara, donde lamentaron la posibilidad de ser expulsados de Níger.
El representante estadounidense Jimmy Panetta, demócrata de California, se quejó ante Langley: “Centrándonos en Níger, claramente apostamos en grande, y eso está bien. Apostamos fuerte por Níger”, en referencia a los cientos de millones de dólares que el gobierno estadounidense invirtió en bases en ese país.
“En este momento, desgraciadamente estamos en un punto en el que queremos doblegar la apuesta o queremos retirarnos”, continuó Panetta. “Y mira, entiendo la apuesta. Tal como lo señalé en mis visitas, era el Álamo”.
En la mente de Panetta, “el Álamo” de 1836 figura como una metáfora perfecta de la asediada presencia estadounidense en Níger.
Después de todo, el Álamo era una base militar, aunque compuesto por estadounidenses a favor de la esclavitud situados en el norte de México -donde la esclavitud era ilegal- quienes luego usaron el complejo del Álamo como escenario para una revuelta a favor de la esclavitud, que finalmente, logró el objetivo de separar a Texas de México para crear una república de esclavistas.
Panetta lamentó: “Ahora, estamos lidiando con una junta militar en Níger, una junta militar que básicamente está expulsando a nuestros socios. Expulsó a Francia. Revocó un pacto de seguridad con la UE… y luego… terminó el acuerdo de seguridad con los Estados Unidos”.
Después de algunos apretones de manos sobre si se sentía llamado a apoyar “la democracia y nuestros valores” o a “ser amigable con esta junta”, Panetta le suplicó a Langley: “Lo que no queremos es quedarnos sin nada, porque sabemos que ese vacío será llenado por China, por Rusia, por Irán.”
El representante Mike Rogers agregó: “Al fin de cuentas, es fundamental que Estados Unidos tenga una presencia [militar] en el continente. Incluso poco tiene mucho valor: África tiene una importancia estratégica clave para Estados Unidos. No podemos permitir que China o Rusia se conviertan en el socio preferente en asuntos comerciales o de seguridad [en el continente]”.
Como si leyera el mismo guion, Rogers le preguntó a Langley: “¿Qué tan preocupados deberíamos estar por la creciente presencia de China y Rusia en África?”, a lo que Langley respondió tajante: “Presidente, deberíamos estar extremadamente preocupados… [la junta] está tratando de obtener lo que quiere, está tratando de reemplazar a Occidente y, además, a Estados Unidos, y nuestro acceso e influencia en este importante continente”.
El imperialismo estadounidense pierde su control sobre África
La temática de toda la audiencia del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, un ejercicio anual que coincidió con el anuncio de Níger este año, fue la frenética preocupación respecto a “ser reemplazados” en África, a lo que se sumó un delirio bipartidista de duplicar la militarización como la principal herramienta estratégica del imperialismo estadounidense en el continente.
Esto representa una continuidad más que cualquier otra cosa. Desde el 2001, todos los gobiernos de turno estadounidenses se han enfocado en aumentar la “presencia militar” de Estados Unidos en África. No es casualidad que Estados Unidos presentara a AFRICOM en 2008 el nuevo “comando combatiente unificado” del Departamento de Defensa.
China, por otro lado, se ha centrado en la construcción de necesaria infraestructura en el continente. Desde el año 2000, por ejemplo, China ha construido 100 puertos en toda África. Esto significa que China durante los últimos 20 años, ha ayudado a África a construir alrededor de cinco puertos nuevos por año para expandir sus capacidades marítimas.
Durante la audiencia en el Congreso, el representante Cory Mills se mostró visiblemente irritado al relatar cómo China “continúa prometiendo ferrocarriles como lo hicieron entre Djibouti y otras zonas para intentar conectar el comercio, prometen capacidades de terminales eléctricas con contratos de cien años, con el fin de crear estas dependencias, que ha resultado en el debilitamiento de la capacidad de Estados Unidos para poder competir con ellos en las capacidades de influencia [no militares]”, a lo que Langley admitió automáticamente: “Sabemos que no podemos seguir el ritmo de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de miles de millones de dólares en infraestructura”.
Es evidente que Níger y un número creciente de otros Estados africanos consideran a China y Rusia como un contrapeso importante para el imperialismo occidental, que aumentan su propia influencia en relación con Estados Unidos y abren nuevas posibilidades de desarrollo.
Estos Estados africanos están buscando cada vez más a China y Rusia como socios comerciales, mientras que el imperialismo estadounidense está perdiendo rápidamente su control sobre el continente.