Por Gianmarco Murroni
El deporte como instrumento de paz: esto es lo que siempre ha deseado el Papa Francisco, invocando varias veces en las últimas semanas una tregua olímpica que pueda favorecer las relaciones entre los pueblos y pueda contribuir al cese de las guerras, en el espíritu de los próximos Juegos Olímpicos, a los que seguirán los Paralímpicos.
Un deseo que el Pontífice ha impreso también con tinta en el prefacio del libro Giochi di pace. L’anima delle Olimpiadi e delle Paralimpiadi (Juegos de paz. El alma de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos). Un texto en el que también participó Silvia Salis, ex martillista italiana, desde 2021 vicepresidenta adjunta del CONI.
«Para mí ha sido un honor formar parte de este gran proyecto, teniendo en cuenta también el número de personas importantes, exponentes del mundo del deporte y los grandes atletas que han participado», afirma Salis.
En el libro, la ex atleta italiana describe lo que es uno de los conceptos más importantes en el deporte, la lealtad: «Desde mi punto de vista, no hay deportes individuales y deportes de equipo, todos los deportes son de equipo. Incluso un atleta que practica un deporte individual tiene un equipo con el que trabaja y coopera para obtener un resultado. El valor más importante dentro de un equipo es la lealtad, es decir, saber que la gente con la que estás cerca puede confiar en ti y tú puedes confiar en ellos».
Y esto se aplica aún más en el contexto de los Juegos Olímpicos: «Los Juegos Olímpicos son la selección nacional de las selecciones nacionales, es el momento en que todos los equipos, que compiten por sus objetivos en los distintos deportes, forman parte de un grupo mayor. Esto también se respira en la villa olímpica: participé en dos Olimpiadas, me di cuenta de lo que se siente al formar parte de un proyecto y de un viaje junto a atletas desconocidos hasta ese momento».
La tregua olímpica
La lealtad y otros valores deportivos han sido celebrados varias veces por el Papa Francisco en sus constantes llamamientos a una tregua olímpica. «Las palabras del Santo Padre son una inspiración para el mundo entero, porque el deporte une y va más allá de las diferencias que existen entre los pueblos», explica Salis. «Todos nacemos iguales, quizá con capacidades o aspiraciones diferentes, pero el deporte pone de relieve esta igualdad en la diversidad. Todos competimos con nuestras fuerzas, no importa de qué país vengamos, se trata de compromiso y respeto mutuo».