Israel tomó y cerró el cruce fronterizo de Rafah entre Gaza y Egipto el 7 de mayo, interrumpiendo una ruta vital para la entrada de personas y ayuda del enclave.
«En un momento en el que el pueblo de Gaza se enfrenta al hambre, instamos a Israel a que levante el bloqueo y permita el paso de la ayuda», expresó el director general de la OMS en una conferencia de prensa en Ginebra, describiendo la situación en el enclave palestino como «más allá de catastrófico».
«No podemos mantener nuestro apoyo vital a hospitales y poblaciones sin que llegue más ayuda a Gaza», afirmó Ghebreyesus.
Israel se justificó alegando que las agencias de la ONU tienen la culpa de no distribuir la ayuda de manera más eficiente dentro del enclave, lo que genera retrasos en los suministros. Sin embargo, no mencionó nada sobre las demoras que generan sus fuerzas de seguridad en el control de los pocos insumos que entran a Gaza.
Por su parte, Ghebreyesus manifestó que las medidas de Tel Aviv habían afectado a seis hospitales y nueve centros de salud primaria. De igual forma, provocaron que 70 refugios perdieran sus instalaciones médicas.
«Las consultas diarias han caído cerca de un 40% y la inmunización un 50%», afirmó. «Aproximadamente 700 pacientes gravemente enfermos -que de otro modo habrían sido evacuados para recibir atención médica en otro lugar- están atrapados en una zona de guerra.»
El sistema de salud de Gaza esencialmente ha colapsado desde que Israel comenzó su ofensiva militar allí. Ghebreyesus expresó que el Hospital Al-Awda de Gaza, en el norte de Gaza, permanecía sitiado desde el domingo, con 148 miembros del personal del hospital, 22 pacientes y las personas que los acompañaban atrapados en el interior.
Añadió que los combates cerca del hospital Kamal Adwan, también en el norte de Gaza, habían puesto en peligro su capacidad para atender a los pacientes. «Éstos son los dos únicos hospitales funcionales que quedan en el norte de Gaza», afirmó. «Es imperativo garantizar su capacidad para prestar servicios de salud».
