Perfil Noviembre 13, 2024
Esta votación se realizó en una sesión que reunió a representantes de 169 países, de los cuales 161 se pronunciaron a favor de la propuesta. Se registraron también siete abstenciones, entre las que se encuentran Francia, Laos, Lituania, Mali, Rumania, Bulgaria y Eslovaquia.
El documento fue presentado inicialmente en octubre y revisado antes de la votación. Contó con el respaldo de naciones como Bolivia, Canadá, Colombia, Dinamarca, Ecuador, México y Venezuela, entre otros. La resolución busca reforzar el compromiso internacional de proteger los derechos de las comunidades indígenas y se centra en aspectos fundamentales como el acceso a la justicia, la protección del medio ambiente y la preservación de sus culturas y lenguas.
Asimismo, destaca la importancia del consentimiento libre, previo e informado de los pueblos indígenas en decisiones que afectan sus territorios y recursos naturales. En este sentido, establece que “los pueblos indígenas deben participar plenamente en la toma de decisiones sobre asuntos que afecten sus derechos”. También se subraya la relevancia de respetar sus tradiciones y conocimientos ancestrales.
Argentina, al votar en contra, reafirma una postura alineada con la política exterior del presidente Javier Milei y muestra una clara diferenciación respecto a compromisos anteriores, como la Agenda 2030 y el Pacto del Futuro, y una renuencia hacia algunos derechos de tercera generación y de incidencia colectiva.
La última votación en la ONU, bajo la representación de Ricardo Lagorio y con Diana Mondino como ministra, había sido a favor de que Estados Unidos levantara el embargo a Cuba, lo que generó un cambio en la Cancillería y la renuncia de ambos.
El actual encargado de negocios de la Embajada Argentina en Nueva York, Fabian Oddone, recibió instrucciones desde Buenos Aires para votar en contra de la resolución. Oddone, un diplomático de carrera con más de cuatro años en la legación, cuenta con experiencia en temas de derechos humanos. Durante esta votación, Estados Unidos respaldó la resolución, mientras que Israel estuvo ausente.
La resolución abarca 16 páginas y también aborda los efectos del cambio climático en los pueblos indígenas. En este contexto, enfatiza que “el cambio climático supone una amenaza para la supervivencia, la dignidad y el bienestar de los pueblos indígenas” y exhorta a los países miembros de la ONU a incluir a las comunidades indígenas en la formulación de políticas ambientales para mitigar estos efectos.
Además, promueve la protección de la cultura de los pueblos ancestrales, señalando la necesidad de “preservar, revitalizar y promover las lenguas indígenas”. La ONU insta a implementar planes que reconozcan el valor cultural y social de estas lenguas, resaltando que el fortalecimiento de su uso es crucial para la identidad de las comunidades.
Desde la perspectiva del multilateralismo, la resolución instó a la cooperación continua entre los gobiernos, la ONU y los pueblos indígenas. Esta colaboración busca estimular la igualdad de derechos y el respeto a sus culturas y modos de vida. El llamado a la acción resalta la importancia de un enfoque inclusivo en la protección de los derechos de los pueblos indígenas a nivel global.