Francisco I ha salido al balcón de su habitación, en silla de ruedas, y de blanco, acompañado de uno de sus asistentes que le ha podido dejar un micrófono para poder hablar.
Tras el Ángelus, el Papa ha salido a la ventana del Gemelli para saludar a los fieles que se han congregado a sus puertas para tener la primera imagen de Bergoglio después de que hace tan sólo una semana la Santa Sede difundiese una imagen de perfil en la capilla privada del hospital.
Después de hacer público el texto del Ángelus en el que Francisco ha reconocido que «en este largo tiempo de reclusión, he experimentado la paciencia del Señor, que también veo reflejada en la premura incansable de los médicos y sanitarios, así como en los cuidados y esperanzas de los familiares de los enfermos».
El Papa ha subrayado que el Señor no se cansa de esperar, de confiar y de seguir abonando la vida de cada persona, aun cuando parece que no da fruto.
Bergoglio ha intentado hablar con la multitud congregada en torno a la estatua de Juan Pablo II que preside la entrada del hospital pero en un primer momento no se le escuchaba. Después, con el micrófono, ha podido hacer referencia a «la mujer con las flores amarillas» a la que ha llamado «brava» y le ha agradecido, con el pulgar hacia arriba, su presencia durante tantos días.
Tras más de un mes ingresado, Francisco I ha salido del hospital en coche y como copiloto siendo «un paciente ejemplar que ha escuchado todas las recomendaciones y hemos decidido que es el momento de que abandone el hospital», dijo el médico responsable ante los medios de comunicación, «no decimos que ya no haya infección pulmonar, aún queda un poquito, pero ahora es el momento de terminar de progresar en casa ya que aquí corre el riesgo de coger más infecciones».
Los médicos han dejado claro que «con una persona de 88 años es difícil saber cuándo recuperará la voz, pero esperamos que sea lo antes posible», al igual que no confirman que esté en activo para la Semana Santa -debiendo respetar obligatoriamente los dos meses de convalecencia-.
La única referencia que teníamos sobre su voz era del pasado 6 de marzo cuando el pontífice envío un mensaje de audio, en español y con una voz muy fatigada. El mensaje que compartió El Vaticano se produjo por sorpresa y durante el rezo del Rosario para su recuperación que realizaban los fieles cada noche en la plaza de San Pedro.
Tras haber pasado por «dos momentos críticos en los que su vida ha corrido peligro» durante su hospitalización, tal y como han señalado los médicos, el Pontífice permanecerá bajo tratamiento durante esos dos meses de reposo. Momento en el que podrá plantearse la vuelta a su normal actividad, dependiendo «de las mejoras que constaten».
Muchos fieles se han apostado en el trayecto entre el Gemelli y la residencia de Santa Marta, en El Vaticano, para dar ánimos a un pontífice que entró en el hospital con una bronquitis que se le complicó con una neumonía bilateral que le ha acarreado serios problemas a lo largo de su ingreso en el que el estado pasó a ser «grave».
Pero el principal obstáculo en sus total curación es la recuperación de la capacidad respiratoria porque durante más de un mes ha recibido ventilación mecánica y también oxigenoterapia de alto flujo con cánulas nasales.
Esta semana ha dormido por primera vez sin mascarilla y ya está reduciendo el suministro de oxígeno. El objetivo es que vuelva a respirar autónomamente y pueda hablar con normalidad para lo que realiza fisioterapia respiratoria y motriz, algo que será decisivo a la hora de regresar a sus actividades públicas.
Bien es cierto que Francisco no ha dejado de trabajar en los días que ha durado su ingreso y cuentan fuentes cercanas a Francisco I que «es un mal enfermo» por lo que todo apunta a que seguirá trabajando pese a tener que guardar reposo.