“Hacemos un llamado a Estados Unidos para que saque a Cuba de la lista de ‘Estados patrocinadores del terrorismo’ y levante todas las sanciones, medidas que ayudarían inmediatamente a aliviar la crisis económica de Cuba”, subrayó la NNOC en una declaración que circula en redes sociales.
El posicionamiento de la red, que agrupa aquí a más de 70 organizaciones, se produjo tras las recientes expresiones pacíficas de frustración popular en la provincia oriental de Santiago de Cuba que “subrayan el impacto devastador de más de seis décadas de sanciones ilegales estadounidenses”.
Los cambiadores de régimen de Miami y los medios de propaganda financiados por el Gobierno de Estados Unidos -enfatizó la declaración- se apresuraron a explotar estas frustraciones genuinas para llamar al derrocamiento del gobierno cubano.
En abril de 1960 un memorando del entonces susecretario de Estado Lester Mallory describió lo que poco después sería la pauta a pie juntillas del bloqueo estadounidense: hacer difícil la vida de los ciudadanos en la isla, provocar hambre, desesperación para tratar de derrocar al Gobierno de Cuba, recordó el texto.
“Estamos viendo cómo esta política se desarrolla en tiempo real y, como pueblo de Estados Unidos, tenemos toda la responsabilidad de luchar contra los ataques de Estados Unidos a la soberanía de Cuba”, afirmó la NNOC.
La verdadera solidaridad con el pueblo cubano requiere respetar su derecho a la autodeterminación y exigir el fin de las intervenciones externas de Estados Unidos que niegan a Cuba este derecho, concluyó.
El memorando de Mallory especificó en su momento que “el único medio previsible de alienar el apoyo interno es a través del desencanto y el descontento basados en la insatisfacción y las dificultades económicas”.
Más adelante esta especie de manual acotaba que “si lo anterior se acepta o no se puede contrarrestar con éxito, se deduce que se deben tomar rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba”.
Si se adopta tal política -dijo Mallory-, “debería ser el resultado de una decisión positiva que provocaría una línea de acción que, aunque sea lo más hábil y discreta posible, consiga los mayores avances al negar dinero y suministros a Cuba, disminuir la política monetaria y salarios reales, para provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.