Durante el alto el fuego, la ONU logró distribuir ayuda a gran escala que alivió el hambre y preservó la dignidad.
En ese lapso, entre 500 y 600 camiones ingresaron diariamente al enclave con alimentos, combustibles, medicamentos y productos de higiene, resaltó el alto funcionario. Pero, tras la reanudación de la agresión israelí, indicó, el acceso volvió a deteriorarse.
Actualmente existen apenas cuatro puntos de distribución muy alejados de la población, frente a los 400 operativos cuando la ONU gestionaba directamente la entrega.
Lazzarini precisó que las cantidades de alimentos secos permitidas son extremadamente limitadas e insuficientes, mientras aumentan los casos de desnutrición, especialmente entre menores.
Más de seis mil camiones de UNRWA con suministros esenciales permanecen bloqueados desde hace más de cuatro meses, muchos con productos próximos a vencer, denunció.
Asimismo, negó rotundamente el desvío de la asistencia para Hamas y confirmó que esa acusación nunca se planteó en reuniones oficiales y no existe evidencia que la respalde.
El alto funcionario advirtió que el sistema de efectivo de distribución ha sido reemplazado por un fraude mortal diseñado para forzar el desplazamiento de la población y profundizar el castigo colectivo contra los palestinos en Gaza.
Aseguró que no se trata de una negligencia, sino de una política deliberada para humillar y despojar a la población de sus derechos básicos.
Lazzarini llamó a actuar de manera urgente para detener las atrocidades y poner fin al ciclo de impunidad.
Exigió permitir el acceso sin restricciones a las agencias humanitarias, incluida UNRWA, además de declarar un alto el fuego inmediato, levantar el bloqueo y liberar a los prisioneros.