Los participantes en esa amplia marcha subrayaron que cualquier ofensa al Sagrado Corán se considera un ataque contra toda la comunidad islámica, y que el pueblo yemení está presente en todos los ámbitos de la resistencia y del enfrentamiento contra los enemigos.
Los asistentes afirmaron que la adhesión del pueblo yemení al Corán es un principio de fe inquebrantable, y que ninguna presión ni ataque podrá desviarlos del camino de la resistencia.
También enfatizaron la completa disposición del pueblo yemení para confrontar al enemigo y apoyar al oprimido pueblo palestino.
En la declaración final de la marcha, los participantes destacaron que los repetidos insultos al Sagrado Corán no son eventos aislados, sino parte de una guerra integral liderada por Estados Unidos, Israel y Reino Unido, en medio de la complicidad internacional y el vergonzoso silencio de los países árabes, que tienen como objetivo la identidad, la fe y los lugares sagrados de la comunidad islámica.