Por José Antonio Gómez Pérez
Economista y catedrático de la Universidad de Panamá
Dicho formato tiene mucha culpa de las debilidades del programa, en los términos comunicacionales de los temas y objetivos perseguidos. Me refiero a los resultados de cobertura, la calidad de abordaje analítico, y argumentos y evidencias, en especial respecto a las dimensiones de los problemas reales nacionales que achacan a nuestra población nacional. En consecuencia, en el pasado debate, hubo (¿y me pregunto si continuarán?) fallas que considero más preocupantes, y que atañen a los siguientes aspectos que aquí les comento.
A) “El Manejo muy superficial de temas”, mismos que son prioritarios y complejos. En general, los candidatos expositores no aportaron nada nuevo. Prácticamente, la mitad no expresó dominio de informaciones, incluso sobre aquellas que divulgan programas de gran audiencia nacional, como por ejemplo son: Radar y Debate Abierto. En los temas de educación, desarrollo sostenible, gestión de agua, salud y seguridad social, fueron muy notorias tales condiciones débiles en la preparación para el evento.
B) ”La No identificación de Equipos de Trabajos Temáticos” de los ”partidos y sus candidatos”. Un par de candidatos sólo mostraron las portadas de documentos programáticos. No hubo un espacio en el guion temático que al menos diera oportunidad lógica de resumir las estrategias y plataformas programáticas que representan.
Ciertamente, en Panamá ninguna persona juiciosa, que vea y escuche o no los debates presidenciales, está esperando candidatos genios, o con lámparas maravillosas de soluciones mágicas. Todos los ciudadanos continuamos esperando: choques de ideas; debates de argumentos; y examen de opciones; criterios de evaluación. En fin, se trata de presentar propuestas y demostraciones sobre cómo: la caótica situación actualmente reinante puede cambiar para mejor.
De tal noche larga, queda claro que sí es muy necesario, y hasta convincente, que cada Candidato hable y sea vocero de las posiciones políticas de sus organizaciones; y que no desperdicien el tiempo en narraciones o eventos individuales nada trascendentales para nuestro país. Que todos los candidatos expongan Trabajos y Conclusiones, que realmente sean los resultados de las discusiones de su membresía partidaria política, y de los colaboradores y simpatizantes que han incorporado.
Es así, en estas direcciones, como se fortalecerán los contenidos de los procesos electorales y, sobre todo, las vivencias sobre docencia y ejemplos democráticos, que debemos construir y aportar para bien de toda la ciudadanía.