Prensa Latina Noviembre 13, 2024
Por Amelia Duarte de la Rosa
El panorama fue inquietante, con dos atentados al magnate, candidato republicano, y un cambio casi a última hora en la propuesta demócrata. La veloz contienda entre Trump y Kamala Harris finalizó y el resultado no fue irrelevante para Cuba.
En un análisis con Prensa Latina, la investigadora y profesora del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (Cehseu), Dalia González Delgado, explica que “las relaciones entre los dos países son sumamente complejas, y tienen una raíz histórica de carácter estructural que no depende de las coyunturas”.
“Es el resultado de la interacción entre los proyectos nacionales específicos: el de construcción de una potencia hegemónica por parte de EEUU, presente desde la fundación del país, y un proyecto de nación soberana en Cuba, un territorio que además está en el entorno geopolítico más inmediato del gobierno norteamericano”, agregó.
Son dos proyectos nacionales destinados a estar en conflicto desde su formación, pero eso no significa que el resultado electoral sea irrelevante y tampoco que no pueda haber mejores relaciones que las que tenemos ahora mismo, afirma.
“De hecho, hemos pasado diferentes etapas con momentos de mayor o menor conflictividad y la historia ha demostrado que es posible tener diálogo y cooperación en temas de interés común”.
Ha sido una campaña atípica con el cambio casi a última hora de un candidato que es además el presidente en ejercicio y los fenómenos de violencia, subraya la también profesora de Historia de Estados Unidos en la Universidad de La Habana.
Pero dichos fenómenos tampoco son nuevos, aclara. “Pienso, por ejemplo, en el asesinato de Robert F. Kennedy en 1968. Muchos han establecido paralelismos entre el contexto electoral de 1968 y el momento actual. Por supuesto que hay muchas diferencias, pero también similitudes que tienen que ver con escenarios de crisis”.
Además, no es la primera vez que Estados Unidos experimenta momentos de agitación política en medio de elecciones, rememora González. “A lo largo de la historia de ese país ha habido otros momentos de tensión y conflicto en las elecciones presidenciales, desde la elección de Abraham Lincoln en 1860, que precedió a la Guerra Civil, hasta las turbulencias de las elecciones de 1968 en medio de la guerra de Vietnam y los movimientos por los derechos civiles. Pienso también en las elecciones del 2000, por ejemplo”, recapitula.
Lo más preocupante es que esa violencia es parte de un proceso de crisis que vive el país, crisis estructural. Y los acontecimientos que vemos son expresiones de eso. Pensemos, por ejemplo, en algo todavía reciente como el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, expone la investigadora.
Polarización en Estados Unidos: Muchos especialistas coinciden en que la profunda polarización que existe en el país como una de las principales causas de esta crisis.
“La polarización política es sin duda uno de los factores más importantes que explican el ambiente conflictivo de la reciente campaña presidencial, pero no es la única explicación”, responde. En estos casos es importante comprender tanto los factores coyunturales como los estructurales que han llevado a esta situación, añade.
“La polarización política en EEUU tiene raíces profundas que podemos ubicar por lo menos desde la década de 1970, una etapa que marcó en muchos sentidos un punto de inflexión en la historia del país”, manifiesta.
Las causas del fenómeno son múltiples, y abarcan desde cambios institucionales hasta en el electorado, el Gerrymandering, transformaciones en los partidos. “Es muy importante destacar también que el aumento de la desigualdad ha sido uno de los factores que ha incrementado la polarización en la sociedad estadounidense”.
“Hay que hablar, igualmente, de otros fenómenos, como el populismo, especialmente el populismo de derecha, que no es algo nuevo y en este siglo XXI lo podemos relacionar con los efectos de la crisis económica de 2007”, indica. Pensemos cómo, por ejemplo, en la medida en que el desempleo crecía se culpaba a los inmigrantes por los problemas, lo cual también contribuyó al apoyo a líderes populistas de derecha que prometían proteger los empleos estadounidenses.
En este caso -subraya- podríamos mencionar el surgimiento del Tea Party en 2009, como una reacción tanto a la crisis económica como a la elección de Barack Obama, el primer presidente afroamericano.
“También el movimiento Alt-Right, conocido por sus puntos de vista controvertidos, particularmente pone el énfasis en el nacionalismo blanco y la retórica antiinmigrante. Promueven ideas sobre superioridad racial y cultural y consideran a los inmigrantes como una amenaza para la identidad nacional”, expone la investigadora.
Y menciono esos dos ejemplos porque fueron caldo de cultivo para la elección de Trump en 2016, cuya campaña supo capitalizar temores y prejuicios de larga data, como el nativismo o el racismo.
El panorama que vemos en EEUU es parte de una crisis estructural, que tiene que ver con el agotamiento de la capacidad para reproducir al sistema en su conjunto, expone. “Eso se expresa a través de crisis económica, política, de legitimidad de las instituciones, pérdida de confianza de los ciudadanos en las instituciones y en los políticos”. “Crisis en todas las dimensiones de la vida de la sociedad, y eso incluye, por supuesto, el proceso electoral”, asegura.
Escenario político con Cuba: Con respecto a Cuba, surgen muchas interrogantes, especialmente si pudiera cambiar o no el escenario político. Para González esta es una cuestión recurrente durante los procesos electorales, “pero es una pregunta muy difícil porque hay muchos escenarios posibles”.
“Yo podría responderte con otras dudas: ¿Cuál sería la naturaleza de ese cambio? ¿Cuándo ocurrirían y a qué velocidad? Eso es muy difícil de responder ahora mismo, porque depende de muchos factores que antes mencionaba”.
Pero jamás perder de vista que hay cosas que nunca van a cambiar en tanto ambos países defiendan sus respectivos proyectos de nación, indica. “La política de Estado de Estados Unidos hacia Cuba ha sido eso, la búsqueda primero, luego preservación, y después recuperación de su dominación”, asevera.
“Por lo tanto, siempre, en el caso de Cuba, creo que lo más sabio es prepararnos para todos los escenarios posibles, con cualquier candidato o presidente en ejercicio”, concluye.