Según el Consejo Nacional Electoral (CNE), de toda una baraja de 16 aspirantes, dos candidatos concentraron más del 89% de los votos; pues Daniel Noboa alcanzó el 44,22%, y Luisa González, la candidata del correísmo, con el 43,88%.
El panorama en la Asamblea Nacional refleja también una fuerte división. El partido oficialista ADN alcanzaría 66 escaños, mientras que la Revolución Ciudadana tendría 64, lo que indica que los dos grandes bloques marcarán el rumbo del país a partir de mayo. Ante esto, surge una pregunta clave: ¿Ecuador ha vuelto a la polarización?
El analista electoral Francisco Rocha señala que, a pesar de los varios intentos de posicionar el discurso de una tercera vía, la estrategia que primó fue precisamente dividir al país entre correísmo y anticorreísmo. «Esa siempre fue la estrategia de Rafael Correa y de Daniel Noboa», explica Rocha, quien considera que esta división se profundizará aún más en la segunda vuelta, tal como ocurrió en 2021 y 2023.
Gabriela Guerrero, catedrática de la Universidad San Francisco de Quito y politóloga, coincide en que las elecciones en el país no han superado la división entre dos bandos políticos, al menos, desde 2017. «Esta polarización nunca se fue. En Ecuador, las elecciones no se deciden por lo que proponga un candidato… Lo que decide la gente está entre el regreso de Correa al país o no».
Para el analista César Ulloa, más que una polarización, lo que se evidenció fue la falta de una alternativa fuerte que hizo que muchos votantes terminaron eligiendo entre la continuidad del correísmo con Luisa González o el anticorreísmo, hoy representado por Daniel Noboa y antes por Guillermo Lasso.
«El ecuatoriano no encontró una tercera opción competitiva y eso se explica en el alto nivel de ausentismo, votos en blanco y nulos, que suman al menos un tercio de la población, porque muchos no querían votar por el mismo clivaje de siempre», sostiene el analista.
¿A quién favorece la diferencia de casi un 0,5% de votos?
A comparación de la primera vuelta en las elecciones de 2023, ambos candidatos aumentaron significativamente su votación. Luisa González pasó de 3,3 millones de votos a 4,2 millones en 2025, sumando 900.000 nuevos adherentes en un año y medio. Por su parte, Daniel Noboa casi duplicó su apoyo, de 2,3 millones en 2023, a 4,2 millones en 2025. Es decir, un crecimiento de 1,9 millones de votos.
Aunque en términos matemáticos Noboa lleva una ligera ventaja, los analistas coinciden en que la diferencia de casi 0,5 puntos porcentuales con González no representa una derrota para el correísmo. Más bien, aseguran que es un llamado de atención para el oficialismo, que deberá redoblar esfuerzos para consolidar su ventaja en segunda vuelta.
«Fue una victoria para ambos: Luisa González superó el techo electoral de más de una década y Noboa logró crecer pese a un pésimo año de gobierno. Sin embargo, este será más vulnerable en la segunda vuelta por su condición de mandatario», advierte Ulloa.
La segunda vuelta electoral se dará el domingo 13 de abril, por lo que, más allá de verlo como una vulnerabilidad, Rocha y Guerrero sostienen que también puede ser una oportunidad para que el Gobierno utilice los dos meses para aumentar su popularidad.
“Además, tampoco nos olvidemos que el correísmo también ya fue gobierno. Ambas candidaturas vienen de un manejo del Estado, así que están en igualdad de condiciones”, subrayó Guerrero.