Diversas organizaciones internacionales han reiterado su respaldo a la República Bolivariana de Venezuela en el contexto de un nuevo despliegue militar en el Caribe por parte de Estados Unidos; situación ésta, que ha generado preocupación en sectores políticos y sociales de América Latina y África.

Desde Uruguay, el Comité Antimperialista de Solidaridad con Cuba y los Pueblos del Mundo, condenó la movilización de más de 4.500 efectivos estadounidenses, acompañados por buques de guerra como el crucero lanzamisiles USS Lake Erie y el submarino nuclear de ataque rápido USS Newport News. El comunicado advierte que estas maniobras constituyen una amenaza directa a la estabilidad de la región.

El comité uruguayo subrayó que tales movimientos violan principios del derecho internacional y comprometen la condición de América Latina y el Caribe como zona de paz, en referencia a la Declaración de la CELAC de 2014, respaldada por las Naciones Unidas. Además, se remite al Tratado de Tlatelolco de 1967, que estableció la región como libre de armas nucleares.

Las organizaciones convocantes manifestaron su apoyo a la iniciativa diplomática promovida por la presidencia pro tempore de Colombia en la CELAC, que ha solicitado una reunión de cancilleres para abordar el aumento de tensiones en torno a Venezuela.

En paralelo, el Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC) emitió una nota oficial desde su secretariado nacional, en la que rechaza cualquier intento de intervención militar en Venezuela bajo el pretexto del combate al narcotráfico.

El PAIGC sostiene que la lucha contra el narcotráfico no justifica la utilización de portaaviones, submarinos atómicos y otros medios bélicos en operaciones contra un país soberano. El documento señala que deben prevalecer el diálogo, el respeto a la soberanía nacional y los principios de la Carta de las Naciones Unidas.

El partido guineano recalca que Venezuela, como cualquier otra nación, posee el derecho de proteger su integridad territorial y defender sus intereses legítimos. También condena el uso de la fuerza como herramienta de presión en la política internacional.

Ambas declaraciones, la latinoamericana y la africana, reafirman el compromiso de sus respectivas organizaciones con la defensa de la soberanía de Venezuela y con la preservación de América Latina y el Caribe como una región libre de conflictos armados.