El préstamo estadounidense era visto como una posible salida ante la escasez de reservas del Banco Central argentino y el compromiso asumido por la Administración Milei con el Fondo Monetario Internacional (FMI) a sostener el valor del Dólar por debajo de 1471 pesos argentinos. De momento el precio cambiario está apenas por debajo de ese valor, pero es sostenido a partir de la venta de divisa por parte del Estado argentino.
Las afirmaciones de Bessent, realizadas en una entrevista con CNBC y a través de la red social X, buscan equilibrar un mensaje de respaldo político al «modelo libertario» de Milei con una cautela financieraimpuesta por la realidad doméstica de Estados Unidos. «No estamos poniendo dinero en Argentina», fue la contundente aclaración del funcionario, para luego matizar: «Le estamos dando una línea de swap».Este mecanismo, esencialmente un intercambio temporal de divisas, proporcionaría liquidez en dólares a Argentina utilizando sus propios pesos como garantía, pero no representa una transferencia neta de capital nuevo.
Además, trascendió que el condicionamiento para la autorización de este «swap», sería la cancelación por un monto similar que Argentina ya mantiene con China, por lo que el resultado final no le dejaría un saldo positivo al Gobierno neoliberal liderado por Javier Milei.
Este anuncio llega en una semana donde la crisis financiera argentina se agudizó notablemente. La presión sobre la moneda local forzó al Banco Central a realizar una venta masiva de 400 millones de dólares el miércoles para defender el techo de la banda cambiaria, Mientras tanto, en los mercados paralelos y financieros, la cotización del dólar se disparó por encima de los 1.500 pesos, reflejando una profunda desconfianza en la capacidad del gobierno para controlar la situación y sosteniendo expectativas de una inminente devaluación o un cambio en el régimen de flotación.
El respaldo de la administración Trump al presidente Milei ha sido retóricamente fuerte. Bessent, en sus publicaciones, aseguró que el Tesoro está «totalmente preparado para hacer lo que sea necesario» y enfatizó «la importancia del éxito de las políticas económicas del presidente Milei para el pueblo de Argentina, para la región y para el G7». Anunció, además, que un equipo del ministro de Economía argentino, Luis Caputo, viajará a Washington en los próximos días para avanzar en las discusiones sobre el apoyo financiero.
Sin embargo, esta narrativa de apoyo choca con la realidad de las limitaciones que enfrenta el propio Tesoro estadounidense. Brad Setser, exfuncionario del Tesoro durante el gobierno de Barack Obama y actual miembro del Consejo de Relaciones Internacionales, advirtió en un artículo para el Financial Times que un swap de20.000millones de dólares con Argentina agotaría aproximadamente el 72% de los recursos del Fondo de Estabilización Cambiaria (ESF) de Estados Unidos, el cual asciende a unos 27.000 millones de dólares. Esta advertencia técnica se suma a la presión política interna: un grupo de senadores republicanos, respondiendo a quejas de productores agropecuarios afectados por la suspensión de las retenciones en Argentina, ya había solicitado públicamente a Trump que no ejecutara ningún plan de salvataje.
La inmediata reacción de los mercados a las declaraciones de Bessent fue negativa. Tras un breve repunte inicial impulsado por sus mensajes de apoyo genérico, los bonos soberanos argentinos operaron en terreno negativo. Títulos como el GD41 caían un 0,6%, y otros como el GD29, GD30, GD35, GD38 y GD46 también registraban pérdidas, indicando que la aclaración sobre la naturaleza limitada del apoyo (swap y no préstamo) enfrió el optimismo.
Mientras el equipo de Caputo se prepara para viajar a Washington a mediados de octubre, la crisis de confianza en Buenos Aires persiste. La brecha entre el dólar oficial, defendido con reservas escasas, y los dólares financieros, que anticipan una mayor devaluación, sigue ampliándose.
La inmediata reacción de los mercados a las declaraciones de Bessent fue negativa. Tras un breve repunte inicial impulsado por sus mensajes de apoyo genérico, los bonos soberanos argentinos operaron en terreno negativo. Títulos como el GD41 caían un 0,6%, y otros como el GD29, GD30, GD35, GD38 y GD46 también registraban pérdidas, indicando que la aclaración sobre la naturaleza limitada del apoyo (swap y no préstamo) enfrió el optimismo.
Mientras el equipo de Caputo se prepara para viajar a Washington a mediados de octubre, la crisis de confianza en Buenos Aires persiste. La brecha entre el dólar oficial, defendido con reservas escasas, y los dólares financieros, que anticipan una mayor devaluación, sigue ampliándose.