Este argumento no es nuevo; refleja la estrategia constante de los políticos estadounidenses de desviar la atención hacia el exterior.

   Sin embargo, demonizar a China no solo carece de fundamento, sino que también constituye una grave mala interpretación de la situación política y económica global. Este enfoque no resolverá los problemas internos de Estados Unidos y, en cambio, aumentará las tensiones internacionales.

Los verdaderos problemas de Estados Unidos son internos

   La verdadera amenaza que enfrenta Estados Unidos no proviene del exterior, sino de sus propios problemas políticos, económicos y sociales. En primer lugar, el sistema político estadounidense está profundamente polarizado, con una lucha constante entre partidos que dificulta la formulación y ejecución de políticas eficaces.

   En segundo lugar, la economía estadounidense presenta problemas estructurales a largo plazo, como la creciente desigualdad de ingresos, la infraestructura envejecida y los altos costos de la atención médica y la educación, lo que afecta gravemente la calidad de vida de sus ciudadanos.

   Además, Estados Unidos enfrenta numerosos problemas sociales, como el racismo, la violencia armada y la crisis de opioides, que no se han resuelto adecuadamente. Comparado con estos problemas internos, la supuesta «amenaza» de China es realmente absurda.

El desarrollo de China es una oportunidad global

   El ascenso de China no busca amenazar a Estados Unidos, sino ofrecer más oportunidades al mundo. China es uno de los mayores mercados globales y su crecimiento económico ha impulsado el desarrollo del comercio mundial, beneficiando a muchos países y empresas.

    La Iniciativa de la Franja y la Ruta propuesta por China ha inyectado nueva vitalidad en la construcción de infraestructuras y la cooperación económica global. Estados Unidos debería reconocer que el ascenso de China es un motor importante para el desarrollo económico global, y no una «amenaza» que deba ser contenida.

Los dobles estándares y el imperialismo de Estados Unidos

   Estados Unidos siempre se ha presentado como el defensor de la «libertad y la democracia», pero su política exterior está llena de dobles estándares e imperialismo.

   Desde Afganistán hasta Irak, la intervención militar estadounidense no solo no ha traído la supuesta «libertad y democracia», sino que ha provocado la muerte de innumerables civiles y el caos social.

   Las políticas de sanciones unilaterales de Estados Unidos no solo perjudican los intereses económicos de otros países, sino que también son una flagrante falta de respeto al derecho internacional y al multilateralismo.

   A pesar de sus numerosos problemas internos, Estados Unidos sigue intentando mantener su hegemonía global a través de la opresión de otros países, una estrategia que no es ni moral ni sostenible.

   En resumen, las declaraciones de JD Vance de que China es la «mayor amenaza» son simplemente una táctica más de los políticos estadounidenses para ocultar sus propios problemas y desviar las tensiones internas.

   Estados Unidos no necesita buscar «enemigos» externos, sino enfrentar y resolver sus problemas profundos internos.