miércoles 23 de octubre de 2024
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¿Un radar de la OTAN en el sur argentino? La polémica sobre Leolabs no termina

Buenos Aires (Sputnik) La empresa a cargo de un radar en el sur argentino firmó acuerdos con EEUU y el Reino Unido para participar de programas militares, confirmando las advertencias del Gobierno argentino.

En diálogo con Sputnik, el experto Moisés Solorza afirmó que las «presiones de EEUU» impiden que el radar, que podría seguir enviando información, sea desmantelado.

A pesar de que un informe del Ministerio de Defensa argentino de mediados de 2023 lo consideraba «una vulneración a la seguridad nacional», un radar instalado por una empresa estadounidense con capitales británicos en el sur argentino firmó un acuerdo con el Ministerio de Defensa británico y prevé seguir ofreciendo servicios militares desde suelo argentino.

La polémica en torno al radar había surgido en junio de 2023, cuando se supo que la empresa de origen estadounidense Leolabs hacía gestiones para instalar en la ciudad de Tolhuin, en la provincia de Tierra del Fuego -la más austral del país y ubicada a poco más de 1.000 kilómetros de la Península Antártica- un radar destinado, originalmente, a monitorear objetos en la órbita terrestre baja (LEO, por sus siglas en inglés), es decir, a menos de 2.000 kilómetros de la superficie terrestre.

Si bien el Gobierno nacional de entonces, todavía con Alberto Fernández (2019-2023) como presidente, y la gestión provincial a cargo de Gustavo Melella habían dado el visto bueno inicial al proyecto, comenzaron a surgir entre los fueguinos dudas acerca de si el funcionamiento del satélite y su posible aprovechamiento por parte del Reino Unido no constituía una afrenta a la reivindicación de la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, sus mares circundantes y la Antártida argentina.

El nerviosismo logró que, en el mismo mes de junio, el Ministerio de Defensa argentino ordenara la suspensión de su funcionamiento, advirtiendo en un informe que el proyecto le permitiría al Reino Unido «monitorear la actividad satelital argentina tanto civil como militar» desde el propio territorio argentino, así como «interceptar datos y observar objetivos terrestres, marítimos o detectar aeronaves» y «hacer seguimiento de trayectorias y lanzamiento» del programa Tronador, una familia de cohetes espaciales argentinos desarrollados por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae).

La cartera argentina consignó que, si bien la empresa asegura utilizar sus radares para la detección de «escombros espaciales» en órbitas bajas, Leolabs «posee un claro perfil dual [civil y militar]», operando en una altitud orbital en la que también «se pueden encontrar satélites civiles, de uso científico, militares de observación de la tierra, de navegación, de guerra electrónica, así como la estación espacial internacional, entre otros objetos».

Además, también puede detectar «aeronaves muy por debajo de esas alturas, prácticamente casi sobre el nivel del terreno».

Acuerdos con EEUU y el Reino Unido

La presunción del exministro de Defensa argentino Jorge Taiana parecen cobrar fuerza un año después de ese informe, cuando la compañía hizo público un acuerdo con el Ministerio de Defensa del Reino Unido para desarrollar, según consigna la propia empresa, «la primera constelación de satélites de Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento (ISR, por sus siglas en inglés) del Reino Unido».

En junio de 2024, Leolabs también había resultado ganadora de un fondo de 1,2 millones de dólares de la Fuerza Aérea de EEUU para desarrollar un nuevo radar para rastrear objetos en órbitas terrestres muy bajas (VLEO).

Un artículo de la revista especializada Space News incluyó comentarios del CEO Tony Frazier: «En la medida en que el número de satélites adversarios en el espacio aumenta dramáticamente año tras año, estamos comprometidos en apoyar los esfuerzos del Departamento de Defensa de EEUU para mejorar el rastreo de lanzamientos no cooperativos, desechos orbitales más pequeños y objetos en la VLEO».

¿Un instrumento para el espionaje?

Moisés Solorza, experto en temas energéticos y editor del sitio especializado Boca de Pozo, contó a Sputnik que fue uno de los primeros en denunciar la instalación del radar y comprobar que, si bien el Gobierno argentino había dispuesto la cancelación de su operación, «el radar nunca fue desconectado ni de internet ni de energía eléctrica» y no se pudo verificar que haya dejado de transmitir datos durante ese período.

«No nos equivocamos cuando dijimos que el radar era sumamente peligroso en un contexto de guerra global en el que podemos convertirnos en uno de los objetivos. Nos pone en un riesgo inimaginable», aseveró.

El experto se basó en el informe del Ministerio de Defensa argentino para advertir que el radar es capaz tanto de «monitorear cosas como la actividad pesquera hasta intervenir comunicaciones locales y hacer espionaje de información existente en un radio de 5.000 kilómetros».

Solorza se mostró crítico con las autoridades de la provincia de Tierra del Fuego y de la gestión de Alberto Fernández que habilitaron inicialmente la instalación del radar.

«Hubo complicidad de funcionarios o, en el mejor de los casos, fueron permeables a presiones, posiblemente desde EEUU», señaló, recordando que la instalación del radar fue celebrada en su momento por el embajador estadounidense en Argentina, Marc Stanley, pero también abordada en su momento por el embajador de Alberto Fernández en EEUU, Jorge Argüello.

Días atrás, un artículo del diario argentino Ámbito señala que el actual Gobierno de Javier Milei se mantiene en el dilema de si ordena el desmantelamiento total del radar, algo que no había sido exigido por la gestión anterior, incluso cuando se dispuso la suspensión del proyecto.

El mismo medio indica que desde la compañía confían en que la simpatía de Milei hacia Washington y Londres permita alcanzar un acuerdo para que el radar continúe funcionando.

Para Solorza, el gobierno provincial debería proceder a su desinstalación producto de que se trata de «un instrumento militar al servicio de la OTAN que funciona a espaldas del pueblo argentino y que nos está poniendo en grave riesgo».

«Hay un entreguismo hacia las potencias de la OTAN porque en definitiva el radar le pertenece a una fuerza invasora que usurpa territorio argentino en las Islas Malvinas y monitorea toda la actividad tecnológica desde nuestro territorio», remarcó.

Identificador Sitio web Ecos del Sur
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