La Jornada Diciembre 2024
El origen del resto del armamento es incierto. Según los datos más recientes de la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés), no se ha podido establecer de dónde llegaron más de tres de cada 10 armas usadas en crímenes cometidos en México en el periodo mencionado y se presume que nunca entraron legalmente al mercado estadounidense o que, si lo hicieron, fueron llevadas a un tercer país antes de ser traficadas ilícitamente desde ahí al nuestro.
La ATF es la agencia que administra el sistema eTrace, a través del cual el gobierno estadounidense rastrea el origen de las armas confiscadas en su país o en el extranjero; eTrace es la única herramienta con que cuentan las autoridades para intentar dar con el origen y los responsables de la compra de las armas introducidas irregularmente desde Estados Unidos a territorio mexicano y empleadas aquí para cometer algún crimen.
Los datos indican que, a solicitud de autoridades mexicanas, hasta octubre de 2024 a través de eTrace se habían procesado los datos de 136 mil 894 armas confiscadas al crimen en México entre 2018 y 2023. De ellas, 91 mil 896 –lo que representa 67.13 por ciento del total– fueron identificadas de origen estadounidense, lo que indica que se fabricaron en ese país o que se trata de importaciones legales a Estados Unidos antes de entrar a México.
En tanto, en el mismo periodo, los rastreos arrojaron que 44 mil 998 piezas; es decir, 32.87 por ciento, fueron fabricadas en un país distinto a Estados Unidos o provinieron de un sitio que no fue posible identificar, por lo que su origen no está claro para las autoridades.
De éstas, 22 mil 126 –es decir, 16.17 por ciento del total analizado de 2018 a 2023– fueron clasificadas por la ATF como de «fabricante no estadounidense», lo que indica que se sabe que se manufacturaron fuera de Estados Unidos, pero que se desconoce si se les importó a la vecina nación y por quién, pues podría tratarse de armas «fabricadas en el extranjero que nunca entraron legalmente en el comercio estadounidense y, por tanto, no llevarían el sello de identificación de un importador de armas de fuego» de ese país, de acuerdo con la ATF.
La agencia recalca que «no puede determinar si estas armas de fuego de fabricación no estadounidense fueron importadas directamente a México o si fueron enviadas legalmente al vecino país del norte o trianguladas en otro país y luego llegaron a México por medios legales o ilegales».
Las armas cuyo origen no ha sido identificado incluyen tanto pistolas como rifles, además de ametralladoras, silenciadores y lanza gases, entre otros.